La deportista de élite, alpinista, escaladora y espeleóloga Beatriz Flamini ha salido por fin de la cueva de Granada en la que ha hecho historia con un récord mundial tras permanecer 500 días en su interior completamente sola, sin contacto con el exterior ni referencias temporales de ningún tipo.
Este viernes, por fin, ha puesto fin a este reto personal después de que su equipo haya acudido a buscarla a la cavidad situada en la Costa Tropical de Granada en la que ha permanecido a 70 metros de profundidad, en un lugar al que no llega la luz solar y donde ha estado ajena a todo lo que ha ocurrido en el mundo durante casi año y medio.
Ha sido una experiencia "excelente e insuperable", ha dicho Beatriz nada más salir.
Emocionada, ha sido pasadas las 9:00 horas cuando ha abandonado la cavidad prácticamente por su propio pie y entre aplausos. Aunque lo ha hecho inicialmente con gafas de sol, se las ha quitado antes de fundirse en un eterno abrazo con los miembros de su equipo, a los que ha agradecido todo el apoyo prestado durante todo este tiempo: "Estáis muy guapos" les ha dicho entre risas a las personas que han estado detrás de este proyecto y que han portado mascarillas para recibirla por la seguridad de la deportista tras sus 500 días aislada.
"Aunque suponemos que por sus conocimientos habrá intentado calcular de algún modo el tiempo, ella realmente no sabe en qué día vive ni qué ha pasado fuera", no sabe nada de la guerra en Ucrania, del aumento de la inflación ni de la multitud de asuntos que han acontecido desde que el pasado 20 de noviembre de 2021 entrara en la cueva con la determinación de poner a prueba su fortaleza física y mental, relataba la portavoz del proyecto Timecave en declaraciones previas recogidas por Europa Press antes de su esperada salida.
Fue la propia Beatriz quien hace dos años, de hecho, se puso en contacto con la productora Dokumalia y se ofreció para este reto, prestándose además a participar en diversos estudios científicos dirigidos a evaluar la repercusión mental y física de las condiciones extremas a las que se iba a enfrentar durante estos 500 días que para ella iban a equivaler a una eterna noche oscura, sola y en silencio.
El desafío, todo su proceso, su impacto y sus consecuencias, son la esencia que será mostrada en una serie documental en la que se ha registrado su vida cotidiana bajo tierra: comidas, ejercicios, sus días malos y buenos, sus problemas y dificultades, sus dudas, los cambios en su cuerpo y su mente, la longitud de sus días y noches, su sensación de haber entrado en un bucle eterno de tiempo detenido a las cuatro de la mañana, momentos de terror y euforia. También, la falta de memoria y concentración, alucinaciones, cambios de humor e incidentes imprevistos, asuntos todos ellos que han sido analizados desde el ámbito científico.
Así por ejemplo, el objetivo central de la línea de investigación que ha dirigido Julio Santiago, de la Universidad de Granada, durante el proyecto ha sido estudiar cómo afecta el aislamiento social y la desorientación temporal extrema a la percepción del tiempo. También ha participado el Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada a fin de analizar las razones, valores, fuerzas y debilidades que le llevaron a este reto y que le han acompañado a lo largo del mismo para llevarla hasta alcanzar su propósito.
Desde la Universidad de Almería los grupos de investigación Neuropsicología Clínica y Experimental e Investigación en Ciencias Sociales y de la Salud han estudiado los posibles cambios neuropsicológicos y cognitivos que han conllevado este tremendo desafío, con la soledad, la ausencia de luz, el aislamiento cognitivo y social.
Para este desafío, un equipo de espeleólogos preparó la cueva escogida, donde principalmente se acometió la instalación de agua, luz y el sistema para ascender y descender por ella de forma segura.
Los miembros de este equipo externo elaboraron un plan de emergencias ante posibles incidentes y durante el aislamiento de la deportista han velado por su seguridad, controlando su estado de salud a través de los pasos por las cámaras de vigilancia y las tarjetas de vídeo y notas que entregaba en un punto concreto y que hacían llegar principalmente a la psicóloga e investigadores.
En esta dura estancia, también le han suministrado alimentos y el agua a través de intercambios que se realizaban en un punto intermedio de la cavidad donde no es posible cruzarse ni mantener comunicación. Han sido necesarios una tonelada y media de material y alimentos para esta experiencia, y se han consumido 1.000 litros de agua. Beatriz ha leído 60 libros.
Esta deportista de élite no sólo fija el récord de aislamiento subterráneo en España, que permanecía desde hace cinco décadas en 103 días, sino que también sobrepasa a la italiana Christine Lanzoni, que en 2007 pasó 269 días dentro de un laboratorio subterráneo, según explican desde la Federación Andaluza de Espeleología y Descenso de Cañones.
El resto de personas que han llevado a cabo experiencias de aislamientos en cueva los realizaban, en su mayoría, en laboratorios subterráneos, y mantenían algún tipo de comunicación directa con el exterior; en el caso del récord mundial disponía además de reloj. El reto de Flamini va más allá, y demuestra su fortaleza física y mental...
Tras salir de la cueva, la deportista será sometida a un chequeo médico y a la supervisión de su psicóloga deportiva antes de poder asearse y descansar un poco para poder luego atender a los medios de comunicación.
La experiencia de Flamini nos recuerda otros casos en los que una mala decisión o el azar en su peor versión atraparon a personas en grutas parecidas a la que ha ocupado estos quinientos días, Beatriz. Es el caso del equipo juvenil de fútbol de Tailandia perdido en el interior de una gruta inundada o el de los mineros chilenos atrapados en la galería de una mina.