Los 5 pueblos más bonitos que no puedes dejar de visitar cerca de Madrid cuando lo permita el coronavirus
Estos 5 pueblos cerca de Madrid son una parada indispensable por su gran belleza
Varios de estos pueblos se encuentran enclavados en Parques Naturales
El entorno rural de Madrid ofrece grandes atractivos al turismo rural
Vivir en una gran ciudad como Madrid tiene muchas ventajas, pero también se hace necesario tomar un respiro y abandonar la gran ciudad de vez en cuando para reconectar con la naturaleza y frenar un poco el ritmo frenético que llevamos en nuestro día a día. Afortunadamente, existen infinidad de pueblos bonitos cerca de Madrid a los que acudir cuando sintamos esa necesidad. Te contamos algunas cosas acerca de cinco de los pueblos más bonitos de Madrid. Será cuando el coronavirus nos lo permita eso sí. Como ha dejado claro Simón, los criterios para ir desescalando los marcarán las condiciones sanitarias y no económicas.
Buitrago de Lozoya
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Este precioso pueblo, que recibe su nombre por el río que lo bordea, aparece en prácticamente todos los recopilatorios sobre pueblos bonitos de Madrid. Está situado en la Sierra de Guadarrama, a 74 km de Madrid, y es el único pueblo de Madrid que conserva intacto su recinto amurallado, construido entre los siglos XI y XII. Algunas de sus joyas son la Plaza de los Caídos, la Iglesia de Santa María del Castillo (del siglo XIV, con torre mudéjar y un bonito atesonado de madera), la muralla (de origen musulmán, y Monumento Nacional desde 1931), la Torre del Reloj (con un pequeño museo al aire libre de armas medievales) el Castillo de Buitrago (gótico-mudéjar y con un impresionante patio de armas). También el museo dedicado a Picasso, que contiene más de 60 obras del artista, donadas por Eugenio Arias Herranz, barbero (y amigo) de Picasso, y natural del pueblo.
Chinchón
Este pequeño pueblo, famoso por ser el lugar de origen de la bebida que coincide con su nombre (para quien no lo conozca, se trata de un licor a base de anís) se encuentra a unos 45 km de Madrid -entre los ríos Tajuña y Tajo- y tiene una de las más bonitas plazas mayores de España, de origen medieval y repleta de sus característicos balcones de madera. Se trata del centro neurálgico de la actividad del pueblo, llena de terrazas donde tomar algo o comer. Es también el espacio en el que tienen lugar la mayoría de sus fiestas populares. También merece la pena visitar la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, que comenzó a construirse en 1534 y que contiene el famoso cuadro de Goya “La Asunción de la Virgen”. También el Castillo de Chinchón (aunque se encuentra en mal estado de conservación y no se puede visitar su interior).
La Hiruela
En el caso de La Hiruela, este pueblo de la Sierra Norte se encuentra a unos 100 km de Madrid y es parte del espacio natural Sierra del Rincón, declarado por la Unesco ‘Reserva de Biosfera’ en 2005. Las áreas de Montejo de la Sierra, Prádena del Rincón, Horcajuelo y Puebla de la Sierra también pertenecen a este espacio. Puedes visitar su museo etnológico para conocer las costumbres del pueblo a lo largo del tiempo, así como realizar rutas de senderismo, siguiendo las antiguas sendas de cultivo, que te llevarán a miradores. Son características sus casas de piedra, con techos de teja y chimeneas. Además, no debes dejar de visitar la plaza de San Miguel, en la que se encuentran el Ayuntamiento y la Iglesia de San igual Arcángel, del siglo XVII y estilo barroco, restaurada en 2006.
Patones de Arriba
Este pueblo está prácticamente deshabitado y se encuentra muy centrado en el turismo: existen muchas casas antiguas reconvertidas en alojamientos rurales y restaurantes. Sus calles empedradas, sus casas de pizarra, su arquitectura típica de los llamados ‘Pueblos negros’ de Guadalajara, su río, el antiguo lavadero y su puente… le han valido la denominación de Bien de Interés Cultural en 1999.
Puebla de la Sierra
Este pueblo forma parte, junto con La Hiruela, Montejo de la Sierra, Prádena del Rincón y Horcajuelo, del espacio natural Sierra del Rincón. También cuenta con poca población y está plagado de casas de piedra y madera, típicas de los pueblos de alta montaña. Destacan la Plaza del Ayuntamiento, con una hospedería y un restaurante, así como las esculturas que podrás encontrar a lo largo de sus calles (más de 100), realizadas por artistas internacionales. La miel, lo judiones o la carne a la brasa son algunos de sus productos típicos.