Cuando hablamos de DJ Nano, no hablamos solo de un DJ. Hablamos de un profesional de la música electrónica que, con esfuerzo y trabajo, ha conseguido que su nombre sea su propia marca. Su nombre artístico, claro, porque el real, José Luis Garana de los Cobos, no lo usa "ni su propia madre". Hablamos de un hombre que ha sido testigo de la evolución de la música y que ha sabido adaptarse a los gustos de las nuevas generaciones, mucho más teniendo en casa a un preadolescente de 12 años. Hablamos de un padre que sigue yendo a recoger a su hijo al instituto, en cuanto su agenda se lo permite. Y de un empresario que, ahora, se ha embarcado en un nuevo libro, muy diferente al que ya tiene publicado.
Aunque este cómic también tiene algo de biográfico - además de ser él el protagonista, también aparecen su manager y su hijo - lo cierto es que DJ Nano Tokio Madness narra una historia inesperada. Se trata de un comic en el que Nano viaja a Japón para actuar frente a miles de fans, cuando la sala es atacada por extraterrestres de la raza Tecnon. Para salvar a la humanidad, Nano tendrá que enfrentarse en un campeonato intergaláctico de DJ's, demostrando que la música es un lenguaje universal que puede unir galaxias.
Ése es el mensaje que, precisamente, DJ Nano, quiere transmitirle al mundo. El que abandera desde hace 27 años y que le ha hecho sobrevivir en una profesión que, comúnmente, tiene fecha de caducidad: "La música en general, y la electrónica en particular, une a las personas. Ahora lo noto mucho porque estamos en un momento muy polarizado, donde la gente piensa y siente de forma opuesta. Sin embargo, en la pista, cuando están bailando, viven ese momento de la misma manera", ha dicho en una entrevista exclusiva a Informativos Telecinco web. Al fin y al cabo, en su larga trayectoria, se ha convertido en un perfecto ojeador.
A sus 47 años, es muy consciente de lo que las malas lenguas han dicho de él. O de sus fiestas. Ya tuvo que salir a desmentir su relación con las drogas, cosa que ni se molesta en volver a mencionar. Pero lo que sí recalca es que, durante toda su carrera, ha visto cómo se ha transformado lo que, años atrás, se conocía despectivamente como la noche: "La música electrónica sigue siendo una forma de ocio, de salir a divertirse y relacionarse. Es cierto que antes estaba muy vinculada a los excesos y el consumo de drogas de diseño, pero ahora está muy alejada de todo aquello. Yo lo veo claramente en mis Oro Viejo. Ahora, las personas que vienen a Ifema pueden estar perfectamente al día siguiente en un concierto de Alejandro Sanz. Todo se ha normalizado mucho más", ha dicho, orgulloso de la versatilidad de su público.
Podremos comprobarlo de nuevo muy pronto, en la nueva doble sesión de su festival de música remember, que se celebrará en Ifema el 14 y el 21 de diciembre y que él mismo ha promocionado llenando Madrid de carteles con un disfraz de Espinete (Bakalete para los entendidos). Para Nano, ésta es una cita muy especial desde al año 2016, la primera vez que se dispuso a pinchar frente a las 12.000 personas que completan el aforo del recinto. Gracias a su libro, sabemos que, el día previo a este tipo de eventos, apaga el teléfono y se pone alguna película con la que relajarse en el sofá. Sabemos también que nunca cena antes de subir a la cabina y, ahora, gracias a esta entrevista, conocemos dos de las claves de su éxito frente a los platos: el agua y la fruta.
"Para aguantar en la cabina suelo llevarme siempre algo de fruta, agua y, quizá, alguna bebida energética. Pero, en general, lo que me hace estar al cien por cien durante tantas horas es la adrenalina de ver a miles de personas disfrutando enfrente de mí. Eso sí, no sé cuánto tiempo más aguantando sesiones de 12 horas", ha confesado, consciente de las limitaciones propias del paso de los años.
Sin duda, es el gran veterano de este género, algo que ha logrado gracias a dos cosas: a llevar una "vida ordenada" y por haberse "sabido adaptar" a los gustos de las nuevas generaciones. "Creo que he sabido entender los cambios y colaborar con artistas de muchos estilos, también el urbano, como Beret, Marta Sánchez o Malú", ha confirmado. Una música con la que él no ha crecido, pero que su hijo Travis conoce a la perfección. Alguien con quien tiene una relación "muy bonita" y que es el eje central de esa vida metódica que tanto le gusta llevar, aunque reconozca que está un poco "tarado" con su manía de coleccionar motos y zapatillas.
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