Muchas de las relaciones humanas están perfectamente definidas. Las de pareja, las de la amistad, las familiares, son perfectamente reconocibles en la sociedad. Sin embargo, hay otras muchas que se nos escapan al entendimiento: aquellas a las que no hemos puesto nombre y que por lo tanto son más complicadas de comprender. Una de ellas es ese terreno gris entre la amistad y la atracción, en la que una de las partes puede incluso tener una pareja formal. ¿Cómo explicárnosla a nosotros mismos? ¿Y qué puede pensar el resto?
En ese punto difuso es en el que la escritora Paula Ducay (Santiago de Compostela, 1996) ha ubicado su novela 'La ternura' (Altamerea). En ella, dos compañeros de trabajo, él mayor que ella y el primero con pareja e hija, tienen una de estas relaciones. Un vínculo extraño que se basa en los silencios, en las cosas que no se dicen. De ahí que, como cuenta la propia autora, el lema del libro sea una canción de Cerati que dice “si algo callé fue porque lo entendí todo”. Porque muchas veces no hace falta poner palabras a lo que vivimos, basta con el entendimiento.
Pregunta: ¿Por qué te interesaba indagar en esas relaciones?
Respuesta: Me parecía un terreno literario muy fértil. Me interesan este tipo de relaciones que no se pueden clasificar: los protagonistas tienen una amistad, pero también hay cierta atracción detrás. Y eso es algo que les desequilibra. Quería hablar de esas relaciones que se viven desde dentro, pero que desde fuera se miran con sospecha. Me pregunto si podemos condenar de primeras una relación que se salga de la norma.
P: La protagonista intenta poner palabras a esa relación, se pregunta continuamente qué siente y qué le pasa. ¿Cómo podemos lidiar con relaciones de este tipo? Si no nos lo podemos explicar nosotros mismos, es complicado enfrentarse a ello.
R: No sé si tengo una respuesta. Tampoco creo que pueda haber una gestión emocional definitiva. Simplemente se tiene que vivir y decidir si quieres lidiar con ella o no. A veces este tipo de relaciones son dolorosas y no queremos tenerlas en nuestra vida, pero también es bueno aceptar que algunas solo pueden llegar a ciertos sitios y no tienen por qué avanzar al plano amoroso. La amistad es un círculo muy válido que nos puede dar muchas cosas buenas.
P: Un tipo de relación que muchas veces nos marca más que otras más definidas.
R: Porque en ellas hay un juego con la intensidad de lo que nunca llega a pasar. Estos sentimientos, que se pueden quedar enquistados, pueden tener más impacto que aquellas relaciones que sí que hemos vivido o quemado. Además de que al no tener nombre, es más difícil de controlarlas.
P: En ese espacio no definido es en el que está también la protagonista respecto a su edad y a su momento vital.
R: Me interesaba mucho esta edad indefinida, en los veintipocos. Una edad interesante porque da para crear personajes en el abismo de la adultez: tienen ganas de ir hacia ahí, pero también tienen muy presente el estar en el nido y la infancia. Cuando escribía la novela, veía a la protagonista atrapada entre esos dos mundos y me interesa explorar esas ganas de acercarse al mundo adulto, pero también ese miedo por todo lo que implica.
P: La obra también está plagada de espacios abiertos y de personajes que no se llegan a explicar. ¿Por qué hacerlo así?
R: Es el tipo de literatura que a mí me interesa. Una que invita a la lectora a rellenar con su experiencia vital, con su imaginación y sus lecturas esos espacios que deja sin rellenar. Hay un montón de puntos en la novela que solo asoman, que no explico, pero que sí que doy pistas que pueden llevar al lector a donde yo había imaginado. Pero otras muchas personas interpretarán otras cosas. Eso me parece muy interesante. También me servía para hacer de la novela una obra basada en los silencios.
P: Es muy importante el tiempo en el que pasa: en verano. Cuando estamos más abiertos a todo.
R: Tiendo mucho a ubicar mis escritos en el verano, porque creo que es un momento muy interesante para que pasen cosas que no suceden durante el resto del año. Es una estación que, si tienes suerte y te puedes ir de vacaciones, se convierte en un paréntesis respecto al resto del año. Nos aleja de la vida real. Por eso tiene mucho sentido que la obra transcurra en este momento: cuando todo puede pasar y lo que ocurra se quede ahí.
P: La relación que tienen los dos, que no es amistad ni es amor, ¿es de ternura?
R: Sí, es una sentimiento que todos tenemos y que no es fácilmente identificable. Si lo buscas en la RAE, tiene que ver con la suavidad y la delicadeza, pero no te define hacia quién puede dirigirse. Por supuesto hacia tu pareja, pero tiene muchas más ramificaciones. Y creo que eso es lo que se ve en la novela.
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