Después de ocho largos años de retiro social, de sesiones terapéuticas, de rehabilitación neurológica, de llorar. Después de ocho años "muy duros" en los que, además de dejar de ser un grupo de música, dejaron de ser amigos, porque su propia amistad les recordaba al fatídico accidente de tráfico que cambió sus vidas, los cuatro miembros de 'Supersubmarina' han cogido "el toro por cuernos".
Unidos de nuevo, han vuelto a subirse a un escenario, aunque algo más pequeño de lo que acostumbraban. Sentados frente al público del Teatro Pavón, dónde han recibido el aplauso, el calor y la ovación que "se merecían", han dado un paso al frente tanto a nivel profesional como personal. "Hemos abierto una puerta que ya no vamos a cerrar" ha dicho Jaime en la presentación del libro en el que cuentan su historia, antes y después de aquel 14 de agosto de 2016.
"Vamos a reinventar 'Supersubmarina', y no sabemos a dónde nos va a llevar" ha dicho el batería, si bien es José Marín, Chino, el vocalista y el que se ha llevado la peor parte del accidente, quien está más convencido de que el grupo volverá a ser una realidad. Él es el único que iba durmiendo cuando el monovolumen del grupo chocó con otro vehículo, muy cerca de su destino, Baeza. Además de una fuerte contusión en el abdomen, sufrió un traumatismo craneoencefálico que le ha dejado visibles secuelas.
Sin embargo, la lesión cerebral en la que sigue "trabajando", no le ha robado ni una pizca de su buen humor. Si algo se recuerda de sus conciertos, además de su talento innato para la guitarra y la composición, es la alegría que desprendía y que todavía hoy sigue siendo su mejor carta de presentación. Cuando en la rueda de prensa de 'Algo que sirva como luz', el título del libro que remite a la misma canción, le han preguntado cómo se sentía detrás del biombo del Teatro Pavón, su respuesta ha sido: "Tenía miedo tropezarme con los cables", haciendo reír a todos los presentes.
Con esa especial energía, que nace de una amistad genuina, Chino ha dado más detalles de cómo ha sido su rehabilitación: "Lo mío ha sido una putada. He tenido que volver a aprender a hablar, a caminar, a lavarme los dientes. Pero lo estoy solucionando todo", ha dicho, con una positividad admirable. Y con la misma fuerza con la que ha recuperado la mayoría de sus habilidades motoras ha expresado su mayor convicción: "Volveremos a cantar. Yo soy muy cabezón. Estoy convencido."
En su reciente reaparición, Jose confesó que su lesión neurológica le ha borrado la memoria. Al no recordar nada de los 7 años anteriores a la fecha del accidente, no es consciente de lo que vivió en los escenarios. Ni de lo que hizo vivir a los demás. Sin embargo, gracias a Youtube y a otros documentos, ha podido verse y, lo que es más importante, escucharse. Y lo ha hecho con la inocencia que le da estar libre de todo juicio. "De lo que he escuchado, algunas canciones me gustan más y otras menos", ha vuelto a decir en broma, aunque con aire autocrítico.
No sólo él, sino todos, han tenido que volver a relacionarse con su música. Y lo han hecho de formas muy distintas. Para Pope y Jaime, que sufrió una depresión por todo lo ocurrido, les fue difícil volver a oírse. Juancar, por contra, salió "corriendo" a ensayar al local en cuanto le dieron el alta en el hospital; aunque su optimismo tenía algo que ver con "el fentanilo". Vuelvan a tocar o no, lo que hoy han dejado claro es que, para ellos, lo más importante es seguir siendo amigos. Y que la presentación de su libro no era un preludio de su futuro como grupo, sino una bonita forma de celebrar que siguen "muy vivos".