El pasado 28 de octubre, en la víspera de la celebración de Halloween, la industria del cine sufrió una gran conmoción. Con total incredulidad, los medios de comunicación, nacionales e internacionales, comenzaban a dar la noticia de la muerte de Matthew Perry, el mítico actor que interpretó a Chandler Bing en la serie 'Friends', a los 54 años de edad. Perry fue encontrado sin vida en el gigantesco jacuzzi de su casa de Los Ángeles y, semanas más tarde, la autopsia reveló que había fallecido por los efectos de la ketamina, una droga disociativa con potencial alucinógeno.
Cinco meses después, varios medios estadounidenses de gran reputación como 'People' o 'Six Page' ha tenido acceso al testamento del actor, que firmó en el año 2009 y que nunca más fue modificado. Por ello, aparece la novia que había tenido por aquel entonces entre los cuatro beneficiarios del mismo, quedando así la adjudicación de la herencia: el actor deja como beneficiarios a su padre, John Perry, a su madre, Suzanne Morrison, a su amiga, Caitlin Morrison, y a la citada exnovia, Rachel Dunn. Y, aunque nunca llegó a tener hijos, dejó especificado que, en caso de tenerlos y de haber fallecido, estos no tuvieran acceso a su patrimonio, valorado en más de 120 millones de dólares.
Matthew dejó todo bien atado en aquella fecha, cuando ya habían pasado cinco años de la emisión del último capítulo de la sitcom que le dio fama, en el que él, a petición propia, dijo la última palabra. Cuando selló el testamento, nombró a dos albaceas: a su amiga Lisa Ferguson y a Robin Ruzan, exmujer de Mike Myers, responsables de liderar el reparto de sus bienes y de ejecutar el fideicomiso de un millón de dólares de un fondo 'Alvy Singer Living Trust', llamado así en honor a Woody Allen.
Con la adjudicación de la herencia, terminan los trámites relacionados con la muerte del intérprete, víctima de su adicción temprana a las drogas. En su libro de memorias, Amigos, amantes y esa terrible cosa, él mismo reconocía haber comenzado a consumir alcohol a la temprana edad de 11 años, fruto de la ansiedad que le produjo la mala relación y posterior separación de sus padres. Paradójicamente, era la misma carencia emocional que padecía su personaje y el humor la única vía de escape para ambos.