‘Esta ambición desmedida’, el documental en el que C. Tangana narra la "tragedia" de haber perdido millones de euros en levantar una gira que resultó no ser rentable (más bien todo lo contrario), cierra su último acto con un cliffhanger. ¿Y ahora qué? ¿Dejará la música para siempre? ¿Volverá a lanzar canciones? A lo largo de las dos horas de metraje, el artista ya va dejando entrever la retirada. “Ahora mismo no quiero hacer otra gira. Primero tengo que ver si hago música”, dice en un momento dado. “Tengo que conseguir cerrar el episodio de la música. Es que todo el rato digo que se va a cerrar y no se cierra. Pararía en seco”, desliza en otro.
La encargada de dar contestación a la pregunta del millón es su madre, protagonista de la última secuencia del documental. “Va a hacer cine y va a dejar de tener tanta exposición”, resuelve sin titubeos. Pero faltaba la respuesta de él, la de Pucho, que este lunes ha convocado una rueda de prensa en Madrid ante el inminente estreno de ‘Esta ambición desmedida’, que llegará a las salas este jueves 26 de octubre.
“No lo sé, la verdad. No sé qué voy a hacer. Sigo teniendo mucha ambición creativa, no me voy a estar quieto, pero no tengo la ruta marcada ahora mismo”. Este último año, lo que ha ocupado las ansias creativas de Antón Álvarez (su nombre real) es Little Spain, la productora que capitanea junto a Cris Trenas, Santos Bacana y Rogelio González, directores de su documental.
Después de demostrarse a sí mismos que son “capaces de hacer lo que sea”, los cuatro están preparando “un montón de proyectos” con los que aspiran asentarse dentro de la industria audiovisual, esa en la que hasta ahora se habían centrado en la publicidad y los videoclips. Tras lanzar su primer largometraje, quieren probar con la ficción, con nuevas narrativas. De ahí que el proyecto C. Tangana ya no sea una prioridad ni siquiera para el propio C. Tangana.
En esta incertidumbre que le genera su ‘yo artista’ tiene mucho que ver la situación que atraviesa la escena urbana. “Yo cuando tenía 18 decía que si tenías 40 y seguías rapeando es que no te habías enterado de nada (…). Quizás por inseguridad o lo que sea sí que me siento desconectado de la música de ahora. Nunca se sabe, porque ahora que hay tanto consumo dispar, que hay gente más mayor que viste como tu primo pequeño y gente que hace lo contrario, lo de las generaciones ya está un poco pasado. Pero sí, yo no entiendo lo que hacen los chavales ahora”, ha expresado ante los periodistas en una de las salas del Hotel URSO, en pleno centro de la capital.
Tampoco ayuda que en estos momentos no tenga entre manos una propuesta musical que le convenza. “Respecto a la música, sí que me siento un poco huérfano. No estoy sosteniendo ningún proyecto, esta es una especie de despedida de ‘El Madrileño’. Me siento un poco huérfano de un álbum, de algo que me represente, que esté más actualizado”, ha manifestado, convencido de que este disco que luego llevó al directo con esta gira fatídica a la que puso por nombre ‘Sin cantar ni afinar’ es lo mejor que podía ofrecer a su público, que no para de reclamarle nuevas canciones.
Repetirlo, tanto lo que implica "tener la capacidad real de decir cosas valiosas o emocionantes" con sus composiciones como lo que supone volver a girar ("desequilibra, es un estilo de vida que invita a perder los papeles y que te vuelve un poco loco"), es algo que se le hace bola. Al menos de momento.
Su reto, antes y ahora, es jugar con su "complejo de inseguridad", tratar de huir de esos sitios en los que ya sabe que lo va a hacer bien. Con 'El Madrileño' ya demostró lo que puede aportar a la industria musical. Con su tour, ese que mereció "muchísimo la pena" a pesar de que "nadie se forró con él", creó un nuevo concepto de lo que es un espectáculo en directo. Y con su documental ha encontrado otra nueva vía con la que contar historias. Ahí es donde ve el riesgo a corto plazo.
"Creo que la responsabilidad de un artista pasa por hacer algo que realmente merezca la pena con todo lo que tienes a tu alcance. Aunque parezca que estoy aprovechándome financieramente de una situación, en el fondo es un lujo como artista poder montar pollos como este. Esto no te puede pasar siempre. Yo con veinte años no podía hacer lo que he hecho ahora. Nunca sabes lo que te va a pasar en el futuro", ha aprendido en este tiempo. Y como asume que a lo mejor su próximo disco "es una mierda", ya verá si le compensa volver. “Cambio de opinión cada semana, así que todo lo que te prometiese (sobre volver a la música) sería mentira”.