La nevera es la gran protagonista de toda cocina. Cuando llegamos de la compra, muchas veces colocamos las cosas de manera indebida sin saberlo, o sin darle demasiada importancia. Pero la temperatura es clave en la conservación de los alimentos. Estos son algunos errores comunes y dónde se debe colocar cada producto.
Las zonas más frías de la nevera son las que están más alejadas del exterior, es decir, aquellas del fondo, mientras que las menos frías son las baldas de la puerta. Otra cosa que debemos tener en cuenta es que la parte de abajo suele estar a menor temperatura que la de arriba.
Esto es fundamental para saber dónde va cada producto. Entre los errores más comunes que cometemos está colocar la carne, el pescado o los lácteos en el lugar equivocado, que son alimentos delicados. Veamos cómo debe hacerse.
La puerta de la nevera está en constante cambio de temperatura porque está más expuesta. Por tanto la leche y otros lácteos es mejor colocarlos más adentro, para que estén a temperatura constante.
Muchas frutas y vegetales se conservan mejor en la nevera, pero esto no es así siempre. ¿Cuáles van en la nevera? Las zanahorias, apio, lechuga, los champiñones y setas o las alcachofas sí es mejor meterlos en el refrigerador. ¿Cuáles no? Por el contrario, los tomates, cebollas, los ajos, calabacín, patatas o la berenjena es mejor dejarlos fuera. Otros, como los aguacates, es mejor dejarlos en frío si están maduros, de lo contrario es preferible a temperatura ambiente.
La comida, una vez abierta, o en el caso de estar en un plato u olla si se trata de sobras, nunca debe meterse en la nevera sin tapar. Primero, porque cuando vayas a cogerla la encontrarás estropeada o seca. Y segundo, porque se producirá contaminación cruzada entre los alimentos del refrigerador. Es preferible guardar todo en la nevera bien tapado herméticamente.
Si la temperatura a la que guardamos los alimentos varía constantemente, podrían proliferar microorganismos y contaminar nuestra comida, lo que hará que tengamos que tirarlo o todo o, peor, que nos pongamos malos.
Está bien lavar la verdura cuando llegamos de la compra, ya que puede traer todo tipo de gérmenes del supermercado, pero es preferible lavarla directamente cuando la vayamos a consumir. De esta manera nos aseguraremos de que no la estamos refrigerando húmeda, lo cual provocaría que se pusiera mala más rápido.