El ciclismo se ha convertido en los últimos años en uno de los deportes más practicados en España. Son miles los aficionados que, cada fin de semana, se suben a la bici para pedalear por las carreteras, haciendo deporte y disfrutando de la naturaleza al mismo tiempo. Si aún no te has animado a dar el paso o no tienes claro cómo elegir una bicicleta, aquí te vamos a ayudar a hacerlo.
Lo primero que hay que tener claro es qué tipo de bicicleta queremos, quién la va a utilizar, para qué actividad está destinada, etc. Hay varios tipos de bicicletas, aunque estas son las más importantes:
Una vez que hemos decidido qué tipo de bicicleta deseamos hay que fijar el precio que nos queremos gastar. Hay bicicletas de todos los precios imaginables, desde poco más de 100 euros hasta más de 10.000, pero ese precio dependerá de los materiales en los que están fabricados los diferentes componentes, sus especificaciones, etc.
Por ejemplo: las bicicletas más básicas cuestan entre 100 y 500 euros y están fabricadas en aluminio y/o acero de baja calidad, llevan ruedas muy normales y son las más adecuadas para quienes se inician en este deporte. Para aquellos que ya le han cogido el gusto a la bici están las bicicletas intermedias, que suelen costar entre 500 y 1.000 euros y que ya pueden llevar algunas partes de fibra de carbono, con mejores ruedas y, sobre todo, con un peso total más ligero.
Por último, las mejores bicicletas cuestan más de 1.000 euros, aunque no es raro encontrar bicicletas de entre 3.000 y 6.000 euros. Además de materiales ligeros y de gran calidad, como el titanio o el carbono, llevan la última tecnología adaptada a la bicicleta para disfrutar de este deporte al máximo. Son bicicletas diseñadas para quienes salen cada semana a la carretera y las sacan mucho partido.
Una vez que tenemos claro qué tipo de bicicleta buscamos, dependiendo del uso que le vayamos a dar y el presupuesto del que disponemos, es hora de fijarnos en otro tipo de aspectos que nos ayudarán a elegir bicicleta.
El material del cuadro: el acero, el aluminio, el titanio o la fibra de carbono son los materiales más habituales en las bicicletas. Cuanto más ligeros y resistentes sean los materiales, mejor y más cara será la bicicleta. Y dependiendo del tipo de bici que busquemos, el peso y la robustez serán factores determinantes.
La transmisión: son los cambios de marchas y pueden ser monoplatos, de dos platos o de tres. En los últimos tiempos se ha tendido a eliminar platos para jugar con los piñones traseros y es habitual encontrar transmisiones de un plato y 11 o 12 piñones. También hay cambios electrónicos que no llevan cables y que son la opción que incorporan las bicicletas de gama más alta. En la transmisión también es importante el tipo de maneta de cambio: los hay mecánicos, como los de gatillo, pero también electrónicos, que son más caros y dirigidos a las bicicletas más profesionales.
La suspensión: es importante fijarse en los milímetros de recorrido que tiene la suspensión, ya que es lo que va a amortiguar los impactos de la bicicleta. También si es regulable en peso o si tiene bloqueo o no. Aunque añada algo de peso a la bici, es fundamental tener una buena amortiguación, sobre todo en las bicicletas de montaña que van a transitar por caminos abruptos.
Las ruedas: hay varios tipos de neumáticos, dependiendo de si vamos a circular por carretera, por caminos o queremos una rueda híbrida. Las bicicletas de montaña llevan un balón más ancho y suelen ser neumáticos con un diámetro de 27,5 o 29 pulgadas que dan mucha inercia a la bicicleta. Además, al tener más superficie de contacto con el suelo, absorben mejor las irregularidades del terreno, sobre todo en terrenos difíciles. Es importante que las ruedas lleven llanta de doble pared, ya que son más fuertes a la hora de sufrir un impacto para que no se doblen.
El sillín: hay varios tipos de sillín, aunque todo aquel que llega al mundo del ciclismo debe pasar, inexorablemente, por el hecho de tener que adaptar su cuerpo al sillín. Los hay de varias anchuras, para acomodarse a los isquios y que sean algo más cómodos, y con diferentes ángulos de inclinación para adaptarse a los distintos usos, ya sean para bicis de carretera, de paseo, etc.
Los pedales: lo último a lo que hay que prestar atención al elegir una bici. Los modelos más normales traen de serie unos pedales de resina que los aficionados cambian o "tunean" a su gusto añadiendo calapiés, pedales automáticos, etc. Dentro de los pedales automáticos hay que diferenciar entre las bicicletas de carretera y de montaña, con sistemas de anclaje muy distintos.
Los frenos: normalmente encontramos dos sistemas de frenado en las bicicletas, los clásicos de zapata (o v-brake) y los de disco. Estos, a su vez, pueden ser de accionamiento mecánico o hidráulico. La mejor opción es esta última, ya que aplican menos presión al frenar pero, al mismo tiempo, se tiene mucho más control en esa frenada, de tal manera que usando los frenos de disco hidráulico solo bloquearemos la rueda cuando se quiera.
Los aficionados a este deporte sueñan con emular a los mejores ciclistas de todos los tiempos. Para hacerlo, antes han de elegir la mejor bicicleta posible, algo que no es fácil si no se tiene experiencia, pero que se domina con el paso del tiempo. Cada ciclista tiene sus gustos y adapta las distintas partes de la bici a sus necesidades para conseguir disfrutar de su pasatiempo favorito.