Junto al otoño, también ha llegado la época en la que los aficionados a la recolección de setas pueden disfrutar de su hobby y pasar su tiempo libre buscando estos hongos. Suele comenzar a mediados de septiembre y principios de octubre. En algunas zonas, se ha convertido en un plan familiar, por lo que, muchos de estos aficionados a la micología son inexpertos y pueden tener dificultades para saber distinguir entre setas comestibles y venenosas.
En España, existen alrededor de 1500 especies de hongos y aproximadamente 100 de ellas son tóxicas, por lo que es crucial conocer algunos trucos para ser capaces de distinguir entre las setas seguras y aquellas que son potencialmente peligrosas.
Lo que dicta el sentido común es que si hay alguna duda sobre si una seta es comestible, se sea prudente y no se consuma. Y si se recoge dicho hongo, acudir a un experto para que corrobore que, efectivamente, esa seta es inocua para la salud.
Identificar setas venenosas es una tarea compleja, por eso, vamos a compartir algunos trucos de los forestales para ayudar con esta tarea, unos consejos que se recomiendan seguir una vez se está en el campo para evitar intoxicaciones, y ante la duda, como se ha mencionado antes, no consumir la seta.
Siempre, por precaución, es recomendable descartar cualquier hongo que presente deterioro por lluvias, roturas o presencia de parásitos. Aunque este no sea venenoso, tampoco es recomendable consumir setas en mal estado.
Si su apariencia ha sido alterada por factores externos, la identificación puede ser complicada por lo que es mejor dejarla.
El problema de la identificación de setas es que algunas veces existen dos tipos muy similares, siendo uno de ellos comestible y el otro venenoso. Un ejemplo es la Amanita muscaria y la Amanita caesaria. La primera es tóxica, pero la segunda es completamente inofensiva. El problema es que a simple vista, las dos son similares. También ocurre lo mismo con la familia de los boletus.
Hay que tener en cuenta que su tamaño no guarda relación con su toxicidad. Existen setas muy pequeñas pero con una dosis muy alta de veneno en su interior.
Existe una gran diversidad de formas, tamaños y colores entre las setas y hongos. Lo más fácil es que caminando por el bosque, se encuentren especies aparentemente conocidas como pueden ser los níscalos, champiñones o boletus.
Antes de recolectar setas menos comunes hay que asegurarse de ciertos detalles:
Estos tres elementos son fácilmente reconocibles para los aficionados a la micología, y son característicos, sobre todo, de las setas venenosas.
Debajo de la zona superior, lo que se conoce como el sombrero de la seta, se encuentra el himenio. Ahí es donde la seta guarda sus esporas. Éste puede tener diferentes formas como tubos diminutos, poros o láminas. Cuando se recolecta una seta, hay que hacer un ligero gesto: girar la seta y fijarse en cómo está formado el himenio. Si éste tiene láminas blancas, lo más probable es que la seta sea venenosa.
Por otro lado, hay que comprobar si el tallo tiene una especie de “telillo” en forma de anillo. En caso de que se perciba uno o incluso, dos es un aviso de posible toxicidad.
Al recolectar la seta, es importante no cortarla al ras del suelo, de esta manera se puede observar el hongo en su totalidad y ver el final del tallo. Muchas amatitas especialmente tóxicas para el ser humano se caracterizan por tener un ensanchamiento en la parte inferior del tallo. A esto se le conoce como volva y es una señal de peligro también.
Otra pista que puede poner en sobre aviso es el velo. Algunas de las setas tóxicas presentan esta especie de telilla casi transparente. Dicho velo cae desde la copa hasta el tallo, o también desde el tallo hasta el pie de la seta.
Otro indicativo de toxicidad es el color de las esporas de las setas. Cuando se vaya a recolectar este hongo, lo más recomendable es llevar una pequeña cartulina o papel blanco. Gracias a esto, se podrá observar fácilmente el color de las esporas.
Una vez se tenga la seta, se pone el sombrero sobre la cartulina, se hace un pequeño movimiento y se podrá percibir como caen las esporas. Si las esporas son muy oscuras o tienen un color rosados, es muy posible que la seta sea tóxica o tenga un sabor malo.