¿Cuántos kilos de setas se pueden recoger en Andalucía sin permiso?
La recogida para autoconsumo está permitida sin necesidad de autorización, pero con límites
Hay restricciones importantes sobre las cantidades máximas que pueden recolectarse y las herramientas que pueden utilizarse
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La recolección de setas en Andalucía es una actividad cada vez más popular entre los aficionados a la micología, sobre todo durante los meses de otoño e invierno. Sin embargo, lo que muchos no saben es que esta práctica está sujeta a una regulación estricta que busca proteger los ecosistemas naturales y garantizar la regeneración de las especies. Y es que existen distintas normativas que rigen la recogida de setas en la comunidad autónoma, los límites permitidos sin necesidad de un permiso, y incumplir estas reglas tiene consecuencias.
Regulación de la recolección de setas en Andalucía
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La Junta de Andalucía, a través de la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul, ha establecido una serie de normativas que regulan la recolección de setas para evitar daños al entorno natural y asegurar la regeneración de las especies micológicas. Estas normativas están recogidas en la Ley 8/2003 de Flora y Fauna Silvestre, que establece las condiciones bajo las cuales los recolectores pueden disfrutar de esta actividad.
Uno de los puntos clave de esta regulación es la distinción entre la recogida para autoconsumo y la recogida con fines comerciales. Mientras que la recogida para autoconsumo está permitida sin necesidad de autorización, existen restricciones importantes sobre las cantidades máximas que pueden recolectarse y las herramientas que pueden utilizarse.
Cantidad máxima permitida sin permiso
Según la normativa vigente, el límite de setas que puede recolectarse sin permiso varía ligeramente según la provincia en la que se realice la actividad:
- En Almería y Granada, el máximo permitido es de 5 kilogramos por persona y día.
- En Jaén y Cádiz, el límite se reduce a 3 kilogramos por persona y día.
Este límite tiene como objetivo evitar la sobreexplotación de los recursos micológicos y garantizar que las especies puedan regenerarse de manera adecuada. Para aquellos recolectores que quieran superar estas cantidades, ya sea con fines comerciales o para otras actividades, es obligatorio solicitar un permiso específico.
Restricciones en el método de recolección
Además de los límites en cuanto a la cantidad de setas que se pueden recoger, la normativa andaluza impone una serie de restricciones sobre los métodos y herramientas que pueden utilizarse. En particular, está prohibido el uso de herramientas como rastrillos, azadas u otros utensilios que remuevan la capa superficial del suelo. Estas prácticas pueden dañar el micelio, la parte del hongo que permite su regeneración, y comprometer la capacidad de los ecosistemas para producir setas en futuras temporadas.
Asimismo, la normativa prohíbe la recolección de setas inmaduras, ya que no solo ponen en peligro el futuro del recurso, sino que también pueden ser dañinas si no se identifican correctamente. Igualmente, está prohibido recoger setas no comestibles o aquellas en mal estado, pues todas cumplen un papel ecológico en su entorno natural.
Espacios protegidos y terrenos privados
Otro aspecto relevante de la normativa es la diferencia en las reglas según el tipo de terreno en el que se recolecten las setas. En los montes públicos gestionados por la Junta de Andalucía, la recolección para autoconsumo es libre siempre que no se supere el límite de kilos establecido y que no exista ninguna regulación adicional en el Plan Anual de Aprovechamientos. Sin embargo, si el terreno es de propiedad privada o pertenece a ayuntamientos, es obligatorio obtener una autorización del propietario o de la autoridad competente.
Además, en los espacios protegidos o en aquellos gestionados como cotos micológicos, pueden aplicarse normativas adicionales que regulen el acceso y la recolección, con el fin de proteger de manera más rigurosa el entorno.
Sanciones por incumplimiento
El incumplimiento de estas normativas puede conllevar sanciones que varían en función de la gravedad de la infracción. Recoger más setas de las permitidas, utilizar herramientas prohibidas o recolectar en zonas no autorizadas pueden resultar en multas de hasta 600 euros, e incluso más en casos graves. Estas sanciones buscan desalentar las prácticas abusivas y asegurar la sostenibilidad de la actividad.