¿Cómo hacer aftersun casero?

En verano es muy importante limitar las horas de exposición al sol y vigilar las tomas que hacemos cuando estamos en la playa o la piscina. En esta época aumentan las actividades al aire libre y nuestra piel sufre con la radiación ultravioleta, mucho más intensa en esta parte del año. Cuanto más nos exponemos al efecto de sol, más riesgo hay de sufrir algunos de los daños típicos: quemaduras solares, envejecimiento prematuro y, en los casos más graves, cáncer de piel.  

El aftersun es un producto específicamente formulado para el cuidado de la piel después de la exposición a la radiación. Su principal función es hidratar, calmar y reparar la dermis que ha estado expuesta. No solo nos proporciona alivio inmediato, sino que ayuda también a restaurar la barrera cutánea. El hecho de que sea hidratante va a evitarnos un buen porcentaje de la sequedad y la descamación que vienen con los baños de sol demasiado prolongados.  

Siempre existe la opción de comprarlo y no perder demasiado tiempo, aunque los ingredientes son relativamente fáciles de conseguir. Podemos fabricarlo nosotros mismos sin mucho esfuerzo y, de paso, ahorrar unos cuantos euros por el camino.

¿Qué lleva el aftersun casero?

Vamos a utilizar, principalmente, aloe vera, ya que tiene propiedades curativas y calmantes. Como emoliente, para retener la humedad de la piel, aceite de coco, con propiedades antimicrobianas que previenen infecciones en la piel dañada. También aceite de lavanda, que ayuda a aliviar el dolor y la irritación de las quemaduras, y además tiene un efecto cicatrizante y un olor muy agradable. Por último, manteca de karité, gel de pepino y vitamina E.

Esta es una formulación clásica, para todo tipo de pieles. La ventaja de utilizar los ingredientes más típicos del aftersun fabricado en casa es que podemos controlar la calidad; buscar los que sean naturales y libres de químicos y ajustar las cantidades a la formulación de nuestra piel; de textura más suave o más recia; con más o menos componentes calmantes, y así hasta dar con los porcentajes que nos va mejor. Hay más ingredientes que podemos agregar o quitar de la mezcla, siempre a nuestro gusto: aceites esenciales (almendra, caléndula, menta, eucalipto, geranio) y rosa mosqueta.

Para la receta más sencilla, necesitaremos

  • Gel de aloe vera (30-45 g)
  • Aceite de coco (22 g)
  • 10 gotas de aceite esencial de lavanda (20 g)
  • 1/4 taza de gel de pepino
  • 2 cucharadas de manteca de karité
  • 1 cucharadita o una cápsula de vitamina E

Preparación:

  1. Primero nos aseguraremos de que todos los ingredientes estén a temperatura ambiente. Si el aceite de coco o la manteca de karité están sólidos, tenemos que derretirlos ligeramente en un baño maría hasta que estén líquidos.
  2. En un tazón, vertemos el gel de aloe vera, el aceite de coco y el gel de pepino.
  3. Mezclamos bien hasta obtener una consistencia uniforme.
  4. Agregamos la manteca de karité derretida a la mezcla anterior y batimos hasta que se integre completamente con el resto de ingredientes.
  5. Añadimos las gotas de aceite esencial de lavanda y la vitamina E.
  6. Mezclamos bien para asegurarnos de que los ingredientes estén bien distribuidos.
  7. Vertemos la mezcla en un frasco limpio y hermético. Es recomendable almacenarlo en la nevera para obtener un efecto más refrescante al aplicarlo y conservarlo durante más tiempo.