Con el paso del tiempo tendemos a automatizar muchas cosas y eso hace que olvidemos lo que aprendimos del manual. Esto sucede en muchos aspectos de la vida, hacemos cosas por inercia, porque sabemos que se hacen así, aunque no recordemos el motivo exacto.
Sucede algo parecido con algunas de las cosas que nos explicaron y aprendimos al sacarnos el carnet de conducir, detalles que con el tiempo puede que hayamos dejado aparcados en el fondo de nuestra mente, como todas esas referencias que nos confirman que, efectivamente, tenemos el asiento del coche ajustado correctamente.
La postura a la hora de conducir es esencial, no solo por cumplir las normas, también para que estemos lo más confortables posible y también seamos capaces de mantener la atención. Sentarnos en la posición adecuada es algo que con el tiempo nuestra espalda nos agradecerá, pero además, en caso de que tengamos un accidente, estaremos favoreciendo que los sistemas de seguridad funcionen correctamente y sean más efectivos.
Además de una mejor conducción, estaremos consiguiendo una mejor visibilidad, pero ¿cómo podemos asegurarnos de que tenemos la postura correcta y, sobre todo, que hemos ajustado el asiento de manera correcta? Aprender a ajustar el asiento es una de las primeras tareas que hay que hacer, porque cada modelo puede funcionar diferente y tener los mandos en distintos lugares, por lo que puede llevar unos segundos extra.
Antes de comenzar a conducir hay que ajustar la distancia del asiento, su altura, la inclinación del respaldo, el reposacabezas y el volante.
En lo que respecta al asiento, la altura es una de las primeras cosas que tenemos que ajustar, consiguiendo que nuestros ojos queden a la altura de la mitad del parabrisas para una correcta visibilidad, aunque con cuidado para que las piernas no queden demasiado juntas al volante, lo que podría incomodar la conducción. Toda o casi toda la espalda debería estar pegada al respaldo, por lo que la inclinación permitida es mínima.
Otro de los factores que hay que tener en cuenta a la hora de ajustar el asiento es la distancia a los pedales. Una buena referencia es lograr que, al presionar el embrague a fondo, la pierna izquierda quede ligeramente flexionada, pero no estirada. En caso de que el coche sea automático, el gesto podemos hacerlo igualmente para asegurarnos.
La altura del volante también conviene tenerla en cuenta, porque está muy relacionado con el ajuste del asiento. Al extender los brazos, las muñecas deberán poder apoyarse en la parte superior del volante. Es igualmente importante ajustar los espejos, aunque esto suele olvidarse con menos frecuencia y es más sencillo hacerlo, pues casi todos los sistemas son iguales. En algunos casos, además, conviene ajustar también el cinturón de seguridad.
Al conducir conviene ir confortable, pero no relajado, asegurándonos de que cumplimos con todas las normas para no ponernos en riesgo ni a nosotros mismos ni a las personas con las que compartimos carretera.