Una vivienda de obra nueva es aquella que se compra directamente a la promotora o constructora y que nunca ha tenido un propietario antes que el comprador actual. Se considera también obra nueva a aquellas viviendas que se compran sobre plano, que todavía no están construidas.
Las viviendas de obra nueva son muy distintas a las de segunda mano y también son diferentes sus hipotecas, la solicitud, cuantía y plazos son otros, algo que tiene sentido si se tiene en cuenta que en ocasiones pueden pasar años hasta que tengan su vivienda en su poder, sobre todo cuando se compra sobre plano.
Aunque suelen ser un poco más caras, las viviendas de obra nueva se han demostrado una buena inversión gracias a su seguridad, eficacia y ahorro. En ellas es posible personalizar algunos detalles y escoger la distribución, además son más eficientes energéticamente, por obligatoriedad europea, todas las construcciones desde 2021 cuentan con placas fotovoltaicas u otro tipo de energías renovables.
No necesitan reformas y están listas para entrar a vivir, y suelen contar con zonas comunes, como jardines, piscinas y zonas infantiles al aire libre, tienen garantía de 10 años avalada y amparada por la legislación española. En cuanto a lo económico, tienen flexibilidad de pago y condiciones de financiación más favorables.
Más allá de todos los beneficios que supone tener una vivienda de obra nueva frente a una de segunda mano, así como los extras que suele tener asociados, a la hora de solicitar una hipoteca también encontramos ciertas ventajas.
Permite ahorrar hasta la entrega de las llaves, porque la cantidad a pagas se hace en varios plazos a lo largo de 2 o 3 años, lo que es más fácil que abonarlo todo de golpe. También permite mejores condiciones de financiación, la promotora suele ofrecer la subrogación de la hipoteca con la entidad que les ha financiado la construcción, lo que puede resultar favorable para el comprador, porque se evitan algunos gastos, como la tasación del inmueble.
Es posible optar por otra opción, pues esto es decisión personal del comprador, que puede contratar una hipoteca para obra nueva en una entidad de su elección. Estas hipotecas tienen características, periodos de entrega y plazos diferentes.
Lo más frecuente es reservar una casa de obra nueva aportando un 10% del valor del inmueble y, a lo largo de diferentes cuotas trimestrales, semestrales o anuales, se irá abonando otro 10%, un 20% en total que se va pagando durante el tiempo de construcción, que puede ser de varios años, tal y como hemos señalado, lo que permite al comprador poder ahorrar un poco durante ese tiempo, pues no es un gasto que tenga que hacerse de golpe.
Una vez construida la vivienda, se abonará el 80% restante, lo que suele financiarse con una hipoteca, que conviene solicitar una vez que la constructora informe de la fecha final de la obra, aunque lo mejor es hacerlo unos tres meses antes de ese plazo, para evitar posibles demoras o problemas.