El impacto del frío en las baterías de los coches eléctricos es un aspecto importante que los dueños de este tipo de vehículos deben tener en cuenta, especialmente en regiones donde las temperaturas descienden significativamente durante el invierno. Este fenómeno no solo afecta la autonomía de los vehículos eléctricos sino también tanto a su eficiencia, como al tiempo de carga que necesitan. Entender cómo el frío afecta a las baterías de estos medios de transporte y conocer que medidas se pueden adoptar para mitigar estos efectos es de crucial importancia para los propietarios de coches eléctricos presentes y futuros.
Las baterías que suelen equipar este tipo de vehículos son de ion de litio, ampliamente utilizadas en los coches eléctricos en todo el mundo. Este equipamiento experimenta una disminución en su rendimiento a temperaturas frías. De esta forma, el frío hace que el fluido electrolítico dentro de las baterías se vuelva más viscoso y lento.
Esto afecta a la velocidad a la que los iones de litio se mueven entre el ánodo y el cátodo, reduciendo así la eficiencia energética de la batería. Como resultado, la autonomía del vehículo disminuye notablemente. Un estudio realizado en Noruega con los 20 vehículos eléctricos más vendidos mostró una reducción media del 20% en la autonomía a temperaturas bajo cero.
La primera práctica que podemos llevar a a cabo para mejorar el rendimiento de la batería de nuestro coche eléctrico es recalentar la batería y el habitáculo antes de iniciar el viaje. Se trata de una estrategia efectiva para mejorar la eficiencia de la batería en climas fríos. Esto se puede hacer mientras el vehículo aún está conectado a la fuente de carga, lo que permite que la batería alcance una temperatura operativa óptima sin agotar su energía almacenada.
Otra forma de hacer que la batería nos dure más es, aunque resulte evidente para muchos, utilizar el modo ecológico y practicar una conducción eficiente, como por ejemplo manteniendo una velocidad constante y evitando frenazos o aceleraciones bruscas. Este tipo de prácticas son particularmente importantes en condiciones de frío, en las que la eficiencia energética del vehículo se ve reducida.
Otro aspecto que debemos tener en cuenta si tenemos un coche eléctrico es la importancia de intentar no descargar nunca la batería por completo, especialmente en invierno. Mantener la batería con un nivel de carga adecuado, idealmente por encima del 20% como límite inferior, es crucial para preservar su salud y longevidad.
También es importante utilizar neumáticos diseñados para bajas temperaturas y otros accesorios como cadenas para la nieve puede mejorar la tracción y seguridad del vehículo. Además, aunque no ayude para mantener la batería en niveles óptimos, no debemos olvidar en este tipo de condiciones que resulta crítico mantener los limpiaparabrisas en buen estado y también llevar ropa de abrigo y mantas en el coche.
En definitiva, el frío representa un desafío significativo para las baterías de los coches eléctricos, afectando tanto a su autonomía como a su eficiencia. Los propietarios de este tipo de vehículos deben ser conscientes de estas limitaciones y adoptar prácticas de conducción y de mantenimiento del coche adecuadas durante el invierno, con el objetivo de minimizar el impacto negativo del frío en sus vehículos eléctricos.