Con el confinamiento, el bullicio en los zoológicos se ha apagado y el sonido que se escucha estos días es una mezcla del graznido de los flamencos, el chillido de los monos y barritar de los elefantes. Los cuidadores y veterinarios del zoo de Madrid están solos con ellos, pero las medidas de seguridad son para todos. Metro y medio de distancia, mascarillas… A algunos esto les está haciendo estar tristones.
La orangutana Daji quiere mimos. No entiende por qué su cuidadora, Maica, apenas se acerca y no puede siquiera ver su cara a través de la mascarilla. Ellos viven ajenos a la cuarentena excepto por el hecho de que el zoo está más vacío, aunque eso no a todos les importa. El oso panda Li come bambú igual que siempre, y la vida sigue su curso en el espacio de los elefantes.
Recientemente nacía la primera cría de elefante en el zoo de la Casa de Campo, y para bautizarla el personal tuvo una idea, preguntar a través de las redes sociales. Hay tres opciones: Hope, Sani y Félix. El primero, porque se traduce 'esperanza' del inglés, el segundo, por sanitaria, y el tercero, por el naturalista Félix Rodríguez de La Fuente.
También a través de Facebook y Twitter el Zoo Aquarium comparte curiosidades sobre los animales, plantea talleres y manualidades para hacer en casa, y muestra momentos entrañables como los primeros días de vida del elefante o del búho real que también ha nacido hace poco.
Los cuidadores y veterinarios se turnan y planean qué hacer en caso de que alguno enferme. Hasta el momento, no se han dado casos de coronavirus en ningún zoológico, excepto el tigre que se contagió en Nueva York seguramente a través de un trabajador.
Y, aunque no parece que el COVID-19 les haga daño en principio, es cierto que existe más temor en el caso de los orangutanes, puesto que las enfermedades respiratorias les suponen un riesgo como a nosotros.