Cada vez es más evidente que a los animales les gusta que estemos confinados. Si en las últimas semanas hasta la Agencia Espacial Europea ha dejado constancia desde el aire de que a Venecia le está sentando genial la ausencia de turistas, ahora un biólogo lo ha hecho desde sus canales. Están tan cristalinos que habría bastado con un simple vistazo para percatarse, pero además decidió sumergirse para observar de cerca lo que creyó haber visto. En efecto, ¡una medusa!
Generalmente, las medusas no son nuestras mejores amigas. Cuando aprieta el calor y hacen acto de presencia en la playa, muchos prefieren salirse del agua un ratito. Pero estos días cualquier atisbo de vida en los canales y la laguna de Venecia son buenas noticias. No es lo normal, porque lo normal es la suciedad y el vaivén de góndolas y barcos a motor, pero lo cierto es que la ciudad está más encantadora que nunca.
La medusa que se ha visto es típica en el Adriático, según ha explicado Attilio Rinaldi, profesor adjunto del Departamento de Ciencias Biológicas, Geológicas y Ambientales de la Universidad de Bolonia. No es tan extraño el hecho de que nadase por las aguas de Venecia, ha aclarado, lo raro es que viera.
Las mareas suelen traer y llegar especies marinas a las aguas venecianas, pero suelen estar tan turbias que no es fácil percatarse. El movimiento habitual supone que los sedimentos se agiten y generen una bruma que hace los canales más opacos. Durante la cuarentena, en cambio, esos sedimentos se quedan quietos en el fondo, y como resultado el agua se cristaliza, además de que hay mucha menos suciedad.
En el norte de Italia, los trabajos de monitoreo del aire se han percatado de una reducción drástica en las concentraciones de dióxido de nitrógeno, que proceden principalmente del tráfico rodado. Un hecho del que es fácil percatarse no solo en Venecia, donde los coches no son tanto el problema, sino en Milán, Verona o Turín, donde este gas ha caído un 50%.