Se confirma: los animales le han perdido el miedo a las zonas urbanas. Lo de los jabalíes en algunos barrios de Madrid no es nuevo, pero si antes esperaban a la noche para asomarse, cuando la gente ya dormía en sus casas, ahora lo hacen a plena luz del día. En París, por su parte, son los gamos los que salen a darse un paseíto mañanero sin el ruido del tráfico que los ahuyente. Aunque la palma de lo salvaje se la lleva Cangas del Narcea, en Asturias, donde una vecina grabó a un oso despistado.
Seguramente se despistó sin las voces de la gente, el ir y venir de los coches y las luces de puestos en la calle para guiarse. Distinguir la línea entre el campo y las zonas urbanas es más difícil ahora, quizá por eso este oso se paseó por Cangas del Narcea sin prisa y aparentemente tranquilo.
Tampoco es frecuente ver delfines acercándose a pocos metros de la playa en Almería ni corzos delante del acueducto de Segovia, como estos que pilló una cámara de seguridad en la Plaza Oriental. Siempre han estado cerca, pero ha hecho falta que nos recluyéramos en nuestras casas para que se dejasen ver.
Incluso nuestra policía, acostumbrada a ver de todo, se topó hace unas semanas con unos patos por el centro de Zaragoza. "Nos hemos encontrado a esta mamá pata saltándose el confinamiento", tuiteaba.
Fuera de nuestras fronteras también ha cambiado el aspecto de las ciudades. Los gamos grabados en Boissy-Saint-Léger, a 15 kilómetros de París, sorprendían por plena carretera sin miedo a ser atropellados, como se ve en el vídeo de apertura. La región francesa cuenta con varios parques o 'fôret' que habitualmente son todo cuanto conocen estos animales.
En Gales son las cabras las que parecen sonreír sin humanos a la vista. Hace poco se las fotografió pastando a sus anchas por la ciudad británica de Llandudno, junto a la iglesia, el ayuntamiento o las propias casas. A muchos no les gustó, claro.
En San Francisco (California) la fauna es un poco más intimidante. Algunos paseantes que rompen la cuarentena para ir a comprar o a trabajar han grabado a varios coyotes echados en el césped que, a pesar de ser un símbolo de esta zona de Estados Unidos, rara vez se asoma por las zonas urbanas.
En Tailandia los monos son los protagonistas. En el vídeo vemos a un par de ellos apoderándose de las instalaciones de un hotel a falta de turistas. Se cuelgan de las ventanas y saltan a la piscina, nadando después sin problemas. Si se alarga la cuarentena, seguramente no les preocupará demasiado.