En tiempos de cuarentena, bastan una rata cargando un EggMuffin del McDonald's o unas cuantas cabras buscando humanos que las alimenten para captar nuestra atención. "Quién iba a pensar que mi vídeo aparecería en titulares alrededor del mundo", se sorprende la chica que pilló al roedor recogiendo suministros en Brooklyn. Hasta que los neoyorquinos (y su basura) vuelvan a las calles, toda comida es bienvenida.
Hace poco salió en todas partes la furia de los monos hambrientos en Tailandia sin turistas que les cedan una bolsa de patatas fritas, lo cual les está obligando a hincar el diente en lo primero que pillan, incluidos los plásticos que encuentran en la basura. Por su parte, hay quien dice que las palomas en Benidorm están perdiendo la paciencia y se han lanzado a por algún carrito de la compra. Eso por no hablar de los jabalíes paseando por los pueblos de España e Italia como Pedro por su casa.
Esta vez le toca el turno a la ciudad que nunca duerme. Lo de las ratas en el metro de NYC no es nada nuevo, quien haya estado lo sabe, pero hace poco una joven llamada Laurie se encontró con una cargando una magdalena más grande que su cuerpo escaleras abajo y la gracia se ha hecho viral.
Supongo que, al ver poco movimiento, la fauna del subsuelo ha empezado a ponerse las pilas para guardar el máximo de alimentos que puedan encontrar dado que Nueva York está más parada que nunca. Y los roedores urbanitas no son los únicos que salen a hacerse con las calles.
Si hace poco veíamos coyotes paseando por zonas de San Francisco donde habitualmente no se dejan ver por el barullo de gente, ahora otro animal ha sido pillado dando vueltas por una localidad de Gales llamada Llandudno que se ha quedado desértica: la cabra. O mejor dicho, un rebaño entero de cabras. ¿Humanos, dónde estáis? Normalmente se quedan en el parque Great Orme Country que frecuentan los turistas, pero sin nadie que las visite les está costando alimentarse.
También en la India se empieza a prestar atención a animales que, dicen los expertos, siempre han estado ahí. Lo que pasa es que ahora se acercan más a las casas porque nadie sale de ellas. "De repente, la contaminación acústica se ha reducido, la calidad del aire ha mejorado y el tráfico prácticamente se ha detenido", describe un experto del Instituto de Investigación Forestal de Kerala en el medio 'The Hindu'.
No es de extrañar, dadas las circunstancias, que al asomarse, los vecinos se estén encontrando, por ejemplo, con nilgós (o toros azules) campando a sus anchas por las calles del estado de Dehli. Es el animal más emblemático de la zona, pero antes no se habría acercado ni queriendo.
También se topan con especies como la avefría india en sus balcones poniendo huevos, lo cual según el refranero local quiere decir que se avecinan lluvias.
Ahora que nos hemos escondido y nuestros coinquilinos le han perdido el miedo a las zonas urbanas, eso sí, se recomienda no molestarlos si nos topamos con alguno.