Helicópteros y drones sobrevuelan Venecia en busca de infractores del confinamiento. Nada. Sus calles están desiertas, sus góndolas inmóviles, y sus aguas cristalinas. Habíamos visto fotos de los canales dejando entrever el fondo, pero ahora podemos hacerlo también desde el cielo. El impacto de la cuarentena en la distancia es todavía más evidente que desde cerca.
La Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) ha comparado en dos imágenes, obtenidas por el satélite Sentinel-2, cómo estaba la laguna de Venecia el 19 de abril de 2019 y cómo estaba este martes. El contraste de color da una pista de lo bien que le está sentando la pandemia.
Habitualmente, la ciudad se llena de unos 200.000 turistas en Semana Santa, y vuelta a lo mismo en el puente de mayo. Es una problemática constante, además de las subidas y bajadas de sus aguas que, cuando no inundan la Plaza San Marcos, dejan a las góndolas encalladas en el barro cuando se vacían. Pero nada de eso ha pasado en el último mes.
Los residentes están respetando admirablemente la cuarentena y no hizo falta más de una semana para apreciar el cambio de look de los canales sin gente ni barcos que los agite. Los sedimentos se quedan en el fondo y no enturbian el caudal, lo cual facilita que se puedan incluso ver los peces que cuesta tanto encontrar normalmente.
"El Gran Canal y el Canal de la Giudecca parecen estar casi vacíos en comparación con el año pasado", ha dicho la ESA, "y el tráfico de Venecia a la isla de Murano parece ser inexistente".
Una mejoría del agua… Y del aire, como venimos viendo desde que empezó la cuarentena. Los niveles de dióxido de nitrógeno, el gas que se emite a la atmósfera del tráfico y la quema de combustible fósil, se ha reducido en un 47% en Milán, una situación que comparte con el resto del norte de Italia, incluida Venecia.