Desaparece la boina durante la cuarentena: los madrileños ven la sierra desde sus ventanas

  • El dióxido de nitrógeno, el gas contaminante que es origina del tráfico rodado, se ha reducido a más de la mitad

  • Es el segundo registro mensual más bajo registrado desde 2010 en Madrid, según Ecologistas en Acción

Los madrileños están tan acostumbrados a la boina de contaminación que inunda frecuente la ciudad que muchos no sabían que la sierra podía verse desde sus ventanas. Los índices de calidad del aire han mejorado incluso en las zonas más críticas de la capital. Véase la Plaza Elíptica o la Plaza del Carmen, que generalmente registran niveles de dióxido de nitrógeno poco recomendables y donde ahora el marcador supera el examen de lejos.

Las carreteras de Madrid han dejado de rebosar actividad y en el aeropuerto los controladores cuentan con una mano los aviones que aterrizan, y eso se va notando cada vez más. El aire se ha limpiado, la contaminación lumínica se ha reducido, los pájaros parecen piar más alto sin ruido… y la boina se ha disipado. Así se ve estos días desde la ventana:

Se desploma el dióxido de nitrógeno

El dióxido de nitrógeno (NO2) es uno de los gases de efecto invernadero que más preocupa por sus secuelas en la salud. Fue el primero que mostró una variación drástica cuando empezó el confinamiento, como ilustran las imágenes satelitales de la Agencia Espacial Europea (ESA). En las ciudades, lo normal es que se dispare a diario ya que se origina principalmente por el tráfico rodado y la quema de combustibles fósiles.

Por comparar con el año pasado, veremos los dos casos más preocupantes de 2019. En Plaza Elíptica, probablemente donde más circulación se produce a diario de la capital, el registro anual de NO2 superó de media (con 53 µg/m(3)) el límite establecido por la OMS (Organización Mundial de la Salud) para la protección de la salud, de 40 µg/m3. En la estación Escuelas Aguirre de Sainz de Baranda se rebasó con 51 µg/m(3).

A día 7 de abril de 2020, ambos enclaves registran entre 14 y 27 µg/m(3) de dióxido de nitrógeno, lo cual se traduce en un índice de calidad del aire "muy bueno", como ha apuntado el Ayuntamiento.

En el conjunto de la ciudad, no es de extrañar que los madrileños puedan disfrutar de las vistas de la sierra por fin más allá de los tejados. Como confirmó al terminar marzo la organización Ecologistas en Acción, "el valor de la media mensual de marzo 2020 (23 µg/m(3)) es el segundo registro mensual (para cualquier mes) más bajo registrado desde 2010" en la Comunidad. En comparación con los 10 últimos años, amplía, el NO2 que se origina del tráfico cayó en un 55% en marzo.

Así, antes de volver a la normalidad y a pesar de las cifras dramáticas que nos deja el coronavirus, la cuarentena nos regala un soplo de aire limpio a través de la ventana. Una lección del medio ambiente que podríamos considerar cuando todo acabe, sobre todo teniendo en cuenta que las dos ciudades más importantes de España, Madrid y Barcelona, han sido llevadas por la Comisión Europea ante el Tribunal Europeo de Justicia dado que su contaminación crónica por NO2 supone un perjuicio para la salud.