El mundo entero se encuentra actualmente en una guerra contra el COVID-19, pero no en todos los continentes se está viviendo igual. En el este de África y el entorno del Golfo Pérsico, la plaga de langosta es cada vez más desesperante, y supone un riesgo para la seguridad alimentaria de millones de personas. Si llegase la pandemia de coronavirus, el resultado podría ser trágico. Para evitarlo, la NASA está uniendo fuerzas con la ONU con el fin de controlarla lo antes posible adelantándose a las condiciones meteorológicas.
La única manera de parar una plaga de langosta del desierto es anticipándose a ella, es decir, atacando los huevos antes de que broten y puedan trasladarse. Son extremadamente rápidas, y devoran todo lo que pillan. Un solo enjambre es capaz de recorrer 130 kilómetros de distancia en un solo día, dependiendo del viento, y su población es brutal.
La FAO (Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura) asegura que pueden cubrir cientos de kilómetros cuadrados, y que en un solo km(2) llegan a agruparse 50 millones de langostas. De esta manera, acaban en un día con una cosecha equivalente al alimento de 35.000 personas. "Un enjambre del tamaño de París come la misma cantidad de alimentos en un día que la mitad de la población de Francia", compara la institución.
Hasta el momento, los esfuerzos por vía aérea y terrestre para mitigar la plaga han sido en vano mediante el uso de organofosfato, también conocido como plaguicida artificial. La falta de medios de los países afectados, el brote precoz (el pasado diciembre) y la dificultad para prever su floración además de no poder detectarse una vez las langostas son adultas –los satélites no captan los enjambres– hacen prácticamente imposible su contención.
Es por eso que la NASA se unirá de ahora en adelante a las Naciones Unidas para controlar el avance del insecto. ¿Cómo va a hacerlo si los satélites no detectan los grupos de langostas? Dado que periodo más crítico llega ente marzo y mayo con el inicio de las largas lluvias y la temporada de siembra, la agencia espacial analizará los datos obtenidos estos meses referidos a la humedad y vegetación del suelo.
"Los científicos saben que las langostas prefieren poner huevos en un suelo húmedo y cálido, y las crías necesitan vegetación cerca para sostenerse antes de que se desarrollen sus alas", enuncia el medio 'Space'.
En las zonas más arenosas que actualmente se encuentran húmedas son aquellas donde se están detectando crías de langosta, y serán aquellas donde se procederá a dispersar pesticida. Este será el foco de la FAO y la NASA trabajando en conjunción, evitar que puedan progresar nuevos enjambres. Para esto cuentan con dos semanas desde que se pone el huevo hasta que brota.
Se advierte, ante esta situación, del peligro que supondría el progreso del coronavirus en el este de África si llegase a los niveles de España, ya que el continente no estaría preparado para hacerle frente. En primer lugar, estamos hablando de una de las regiones más vulnerables del mundo, en muchos casos sin acceso siquiera a agua para la higiene. Sumado a la escasez de medios sanitarios y a una reducción masiva del alimento por la plaga de langosta, el resultado sería una crisis humanitaria como no hemos visto en ninguna otra parte del planeta.