Las consecuencias del cambio climático se palpan en la actualidad como se predijo hace una década que lo harían. Agosto y septiembre siempre han dejado titulares por inundaciones en zonas del litoral Mediterráneo y Baleares, con más o menos frecuencia y en mayor o menor medida. Pero nunca como ahora y fuera de temporada. En los últimos nueve meses, tres depresiones aisladas en altura, o DANAs (depresión aislada en niveles altos), han dado lugar a episodios con cifras históricas de precipitación, rayos y olas. ¿Es el Mediterráneo un mar cada vez menos seguro?
Solo la reciente borrasca Gloria, la última en golpear la Península Ibérica, ha dejado récords de cantidad de nieve, de ola más alta registrada (tres récords, de hecho), de precipitación máxima recogida en 24 horas durante el mes de enero y de rayos caídos en un día en el mismo mes, ha informado la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
No es un caso aislado. Asociar al cambio climático un evento drástico de temporal de levante requiere de mucha elaboración, pero al observar los registros la tendencia es fácil de identificar: cada vez vemos más episodios de 'gota fría', como se conocen popularmente, y en más épocas del año. Ya no son sólo cosa del final del verano.
Ocurre de manera más pronunciada desde hace unos tres años. En enero de 2017 "las intensas nevadas en el interior de la Comunidad Valenciana y en provincias limítrofes dejaron decenas de miles de personas incomunicadas y sin servicios básicos", enuncia un informe emitido por la Aemet. Un año y medio más tarde se batía el récord de descargas eléctricas en verano y, poco después, en octubre de 2018, una riada en Sant Llorenç (Mallorca) dejó 13 fallecidos. Ese mismo mes, "se registró el récord absoluto de máxima intensidad de precipitación en una hora en Vinaròs (Castellón), con 159,2 l/m(2) acumulados", enumera.
Empecemos por el primer temporal en hacer historia en los últimos nueve meses. Después de un invierno terriblemente seco, especialmente en zonas del este peninsular como Murcia, Alicante y Girona, abril llegó cargado de lluvias sobre todo para el sureste peninsular, donde cerró con carácter 'extremadamente húmedo' y dejó sólo en Semana Santa el doble de precipitación de lo que suele registrar en toda la primavera.
De esta manera, abril de 2019 es hasta ahora el más húmedo de los últimos 38 años en la Comunidad Valenciana, y en 45 años en Murcia. La precipitación mensual en Alicante fue un 373% mayor a los valores normales, y en Valencia un 189%, además de resultar el más frío de la última década en el sureste peninsular.
Entre los días 11 y 15 del mes tuvo lugar el peor temporal en la Región de Murcia y la Vega Baja (Alicante) como mínimo en 50 años. De nuevo, el sudeste fue la zona más castigada de España. El ocre del lodo cubrió durante días las calles de Ontinyent, San Javier, Orihuela y un largo etcétera, donde el aviso rojo anticipó el riesgo inevitable de inundaciones severas. Llegaron a caer más de 200 litros/m(2) en un día.
El peor balance de todos fueron las 7 personas que perdieron la vida por el temporal, además de los miles de peces y moluscos que murieron asfixiados por la falta de oxígeno en el Mar Menor. Aunque en el segundo caso las causas venían de lejos (décadas), y las lluvias torrenciales no fueron más que la guinda del pastel.
El caso más reciente nos lleva atrás tan sólo una semana. Aunque procedía del Atlántico, Gloria tomó posiciones sobre el Mediterráneo y, posteriormente, sobre el sur peninsular, dando lugar a un fuerte temporal de levante además de un episodio invernal como no habíamos tenido desde hacía tiempo en el este de España. No fue, no obstante, una borrasca profunda, tan sólo una que coincidió con los factores idóneos para generar fenómenos extremos.
Por un lado, comunica la Aemet, "sobre Inglaterra se encontraba posicionado un anticiclón anómalo –con el valor más alto registrado por el servicio meteorológico Británico desde 1957– que, en conjunción con Gloria, creó un importantísimo gradiente de presión del que se derivaron vientos del levante muy fuertes".
En segundo lugar, antes de la llegada de Gloria se producía en la zona "la entrada de aire húmedo de procedencia subtropical que posteriormente fue canalizado por la borrasca. Así, mientras Gloria inyectaba aire húmedo, el anticiclón ayudaba a incorporar aire más frío procedente del continente", ha explicado la Aemet.
Por si fuera poco, después de batir récords de todo tipo, el desplazamiento del temporal hacia el Golfo de Cádiz y el Mar de Alborán dejó una granizada importante en el centro de Málaga y afectó a otras zonas de la provincia como Marbella y Mijas.