Un grupo de investigadores encabezados por José Luis Aznarte, profesor de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), han creado un sistema basado en redes neuronales convolucionales capaz de distinguir de forma automática 46 especies de pólenes en una misma muestra.
Esto supone un importante avance respecto a otro trabajo publicado hace un año por el mismo equipo. El algoritmo matemático desarrollado eleva el porcentaje de acierto en la clasificación del polen al 97%, mientras que los sistemas basados en el trabajo humano de identificación se sitúan en el 63'5%.
Para prevenir o contrarrestar los síntomas de la alergia al polen, de mayor o menor gravedad, es preciso saber cuántos granos se encuentran suspendidos en el aire y en qué planta germinan. Así que se requiere clasificarlos por especies. Un diagnóstico que, hasta ahora, exigía el cómputo, prácticamente manual, microscopio mediante, del número de granos y la descripción de la planta de la que procede cada uno.
Los estudios de pólenes tienen aplicaciones en otras ciencias, como la medicina, para la información y previsión de los índices de polen, los consejos de minimizar la exposición de las personas alérgicas y para activar en los centros sanitarios los protocolos de afluencia, atención y tratamiento de los pacientes.
En la industria alimentaria, para certificar, por ejemplo, el origen y la variedad de la miel. En las investigaciones policiales, el tipo de polen y su número sirven como referencia forense para ubicar el lugar de comisión del delito. Asimismo, en paleobotánica, el análisis de los granos de polen permite reconstruir la flora de un espacio en determinado periodo de tiempo.
"El conteo de granos de polen es una tarea tediosa y no muy estimulante, que consiste en aplicarse al microscopio y contar 'a ojo' cuántos granos de cada especie hay en una placa. El problema es que se parecen mucho entre sí, son difíciles de identificar. Tanto, que algunos tipos son considerados hasta ahora prácticamente indistinguibles. Los investigadores llevamos años tratando de automatizar el proceso de conteo de polen. Tener ahora estas 46 especies perfectamente catalogadas es de gran importancia y utilidad porque nos permite desde ayudar a personas alérgicas a saber cómo está la cosa ahí fuera, hasta determinar el tipo de miel que se comercializa, pasando por aplicaciones forenses o la determinación de la vida vegetal de hace milenios", ha manifestado el profesor Aznarte.