Combustible de incendios y fuente de plagas forestales: retirar los árboles que tumbó Filomena es una urgencia

  • Hay unos de 650.000 árboles dañados por Filomena de los 1.800.000 de Madrid

  • Los árboles afectados se pueden convertir en “un polvorín” si se acumulan en los montes

  • Piden que se declare Zona de Actuación Urgente para acelerar la limpieza

Parques como El Retiro de Madrid han visto caer al menos 11.000 árboles con el paso de la borrasca Filomena. Esto supone cerca del 65% de su masa forestal. Dos semanas después, la alfombra de ramas que cubre muchas calles prevalece, y desde el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales (COITF) advierten: si no se retiran a tiempo, podrán servir de combustible para incendios cuando suban las temperaturas, y favorecerán las plagas de insectos perforadores.

El mayor riesgo a corto plazo de los árboles dañados por Filomena lo encontramos en la ciudad, puesto que las ramas son ahora vulnerables y pueden caer con el fuerte viento que está levantando la borrasca ‘Hortense’.

Los árboles afectados se pueden convertir en “un polvorín”

Sin embargo, con el tiempo, lo que más preocupa son esos árboles tumbó Filomena en los montes y parques. Cuando esta madera se seque, "van a convertir extensas zonas de monte en un polvorín", alertan desde COITF. Estamos hablando de 650.000 árboles de los 1.800.000 que Madrid tiene a su cargo, según se ha comunicado. Es una cifra muy alta que llevará tiempo despejar.

Por ello, estos ingenieros han solicitado que los montes y terrenos forestales afectados sean declarados Zona de Actuación Urgente (ZAU). “Los incendios forestales son una de las principales amenazas para nuestros ecosistemas. Entre las variables que inciden en el riesgo de incendio forestal están el tipo y la cantidad de biomasa que se acumule como combustible. Sin lugar a dudas nos encontramos en una situación en la que el riesgo se verá incrementado exponencialmente sino actuamos con celeridad”, urge COITF en nota de prensa.

Riesgo de plagas forestales

Además advierten de un segundo riesgo, aparte del de incendios que queda de manifiesto cada verano, los árboles dañados "pueden ser foco de plagas forestales (insectos perforadores que pueden afectar ya no sólo al arbolado muerto sino al resto de la masa forestal que ha quedado en pie)”, dicen.

Los daños por temporales no dejan de ser parte de la dinámica natural de los ecosistemas y en las zonas en la que existe una recurrencia importante tiene que ser un factor a tener en cuenta a la hora de cómo gestionar y qué tratamientos se deben aplicar, señalan.

Declarar la Zona de Actuación Urgente aceleraría las actuaciones necesarias y aumentaría el presupuesto destinado.