Los agricultores del este de África están desesperados. Los enjambres de langosta están viajando a esta zona después de las lluvias y devorando la cosecha que alimenta a la población. Se trata de una "amenaza sin precedentes", ha dicho la FAO (Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura), y se está extendiendo a Asia.
El cielo apenas se deja ver entre los cientos de millones de langostas que vuelan ayudadas por el viento. En un día, un enjambre puede cubrir hasta 150 kilómetros cuadrados de campo, y engullir lo equivalente al alimento anual de 2.500 personas. Se trata de una plaga que resurge de vez en cuando, cuando las condiciones meteorológicas dan lugar a un brote, y son casi imparables porque se multiplican y desplazan a un ritmo aceleradísimo.
Las consecuencias ya son devastadoras en Etiopía, Kenia y Somalia, donde han acabado con las plantaciones de maíz, sorgo y caupí, principales cultivos. En Djibouti, Eritrea, Uganda y Sudán, y al otro lado del Mar Rojo –Arabia Saudí, Yemen y Omán– se están reproduciendo incontrolablemente. A algunas de estas regiones llegaron en mayo de 2019, como lo hicieron después a Irán y Pakistán, "donde las operaciones de control están en curso", informó la FAO.
Las recientes lluvias en el Sahel y las temperaturas cálidas son el caldo de cultivo perfecto para los enjambres de langosta, que serán todavía más numerosos a partir de marzo (un 500% más, se estima). Por si fuera poco, se trata de zonas especialmente vulnerables sobre todo por las constantes sequías e inundaciones que arruinan el campo.
En Sudán del Sur se recuperan de una guerra civil y casi la mitad del país enfrenta el riesgo de la falta de alimento. En Uganda apenas recuerdan lo que era plantar cara a algo así: no ha tenido un brote desde la década de 1960.
Las langostas son "síntoma de las condiciones extremas vividas en 2019", dijo el viernes en una conferencia de prensa un representante de la ICPAC (Centro de Predicción y Aplicaciones Climáticas). El año comenzó con una sequía y registró en diciembre una de las temporadas de lluvias más húmedas en cuatro décadas en algunas partes, "con inundaciones que afectaron a cientos en África oriental".
Varios ciclones han causado estragos en estas zonas en los últimos meses: Kyarr y Pawan dejaron mucha precipitación en las zonas que hoy luchan contra la plaga de langosta, mientras que el ciclón Idai que afectó más al sur del continente está entre los más graves registrados nunca en el hemisferio sur.
La única vía para acabar con estos enjambres que recuerdan a la octava plaga bíblica –que envió Dios para liberar a los hebreos– es la fumigación aérea. En Etiopía, unas 6.000 hectáreas han sido tratadas desde el cielo en el Valle del Rift en lo que va de mes.