El aumento del nivel del mar, las agresivas tormentas y ciclones tropicales o las inundaciones costeras son algunos de los fenómenos que resuenan de manera intermitente. A medida que las proyecciones del cambio climático para 2020 se cumplen, otras nuevas surgen para final del siglo XXI. Esta vez, un nuevo estudio publicado en la revista 'Nature Climate Change' ha arrojado luz sobre una problemática que afectará a las costas de todo el mundo: las playas de arena están desapareciendo.
Las playas de arena son uno de los destinos de ocio preferidos. Su valor ecológico es abismal por los ecosistemas que alberga, y son además una protección frente a eventos meteorológicos como los ciclones. Su pérdida sería devastadora económica y medioambientalmente.
Hasta el momento, las imágenes satelitales obtenidas por el equipo de investigadores entre 1984 y 2015 han detectado una tendencia de una línea de costa que retrocede con el paso de los años. Para saber qué pasará de aquí a que cambiemos de siglo, se han contemplado varios escenarios.
El primero, el más alentador, depende de los humanos en su totalidad. En el mejor de los casos, con unas emisiones mucho menores de efecto invernadero que rebajarían el aumento de las temperaturas globales, los litorales se verían notablemente menos erosionados. Pero ni por esas nos escaparíamos: en España, para final de siglo, habremos perdido de media 60 metros de playa.
En el peor de los casos, estaríamos hablando de una pérdida de casi la mitad de las playas del mundo, que cubren más de un tercio de las costas globales.
No cabe duda de que, de suceder esto en un futuro relativamente próximo, la vida cambiaría radicalmente para los que dependen de la playa. Las mayores erosiones de playas arenosas se dan en zonas urbanizadas.
Algunas de ellas, conocedoras del contraste de hace unos años a ahora, toman medidas que van desde cargar camiones con arena para 'poner parches' en la costa, como se hace ya en Miami Beach, hasta construir rompeolas para evitar que erosionen la arena. Propuestas que resultarán en batallas perdidas con el aumento de los océanos y la intensificación de las tormentas, además de ser proyectos muy costosos.