Los casos de coronavirus se multiplican en todos los continentes con la excepción de la Antártida. China, el país donde se originó la propagación, es hasta ahora el gran perjudicado. Van más de 2.700 muertos y la industria y el transporte están paralizados. Las calles permanecen desérticas y la histeria ante un posible contagio ha agotado las mascarillas y geles desinfectantes. Como resultado, una de las naciones más contaminantes del mundo ha reducido en un cuarto sus emisiones de CO2.
Lo normal este enero y febrero en China hubiera sido ver sus calles plagadas de gente yendo y viniendo por el Año Nuevo tradicional. Este año, por el contrario, ha empezado con la psicosis que han supuesto las muertes por coronavirus, un desconocido para la sociedad que ha pasado de unos a otros con una rapidez vertiginosa y traspasando todas las fronteras.
La demanda de electricidad ha caído, las tiendas han cerrado y la construcción se ha parado. Tampoco los aviones y ferries que desembarcaban a diario en Wuhan se atreven a acercarse a la ciudad. De los 58 millones y medio de personas que viven en la región de Hubei, epicentro del virus, más de 65.000 han dado positivo.
Como muestra el siguiente gráfico difundido por Carbon Brief, el habitual repunte en el uso de energía después del Año Nuevo Chino no ha ocurrido este año. La tendencia cuesta abajo posiciona el consumo en el punto más bajo de los últimos siete años (al menos), con 41,57 kt frente a los 65,02 kt que se demandaban el mismo día en 2019.
Si comparamos con el mismo periodo de 2019, es decir, la segunda semana después de las celebraciones del Año Nuevo, el uso de carbón y petróleo crudo ha caído en torno al 25%. Esto equivale a unos 100 megatones de CO2, "un 6% de las emisiones mundiales durante el mismo período", enuncia Carbon Brief.
De restablecerse la producción a corto plazo, el desplome de las emisiones supondría sólo un 1% de las cifras de CO2 que deja China anualmente. Todo dependerá de la demanda. Sin embargo, está previsto que los combustibles fósiles se vean resentidos por bastante tiempo.