Paradojas de Chernóbil: la zona cero ha permitido salvar una especie de caballo en peligro de extinción

  • El caballo de Przewalski es la última subespecie equina no domesticada que queda en el mundo

Hace no demasiado, el 26 de abril de 1986, el mundo asistió al desastre nuclear más grave de la historia. Aquel día un error de los trabajadores en la central de Chernóbil derivó en su explosión, liberando al aire elementos radiactivos como plutonio y yodo que viajaron cientos de miles de kilómetros cuadrados. Por precaución, se evacuó a los habitantes de lo que se conoce hoy como la zona de exclusión, pero el cáncer de tiroides y los achaques psicológicos les acompañan desde entonces. Para sorpresa de los científicos, en este espacio en perpetuo silencio la vida ha brotado entre las ruinas de lo que fue, e incluso está sirviendo de refugio a la última subespecie de caballo salvaje que queda en la Tierra, el caballo de Przewalski. ¿Cómo es esto posible?

La vida tras el accidente de Chernóbil

Después de la hecatombe nuclear que desoló las ciudades de Chernóbil y Prípiat hace 33 años, los únicos seres vivos que siguieron en pie fueron los árboles, más resistentes por su capacidad extraordinaria de reemplazar células y tejidos. Sin embargo, con el paso de los años, la reserva estatal de Polesia que se creó en la región se ha transformado y la vida animal se multiplica. Osos, visones, águilas, tortugas, linces… Y lo último: una especie equina que estuvo a punto de extinguirse a mediados del siglo XX. Las cámaras de un equipo de investigadores de la Universidad de Georgia (EEUU) han captado miles de imágenes de este caballo, según explica el estudio publicado en su web.

A punto de extinguirse, reaparece en Chernóbil

Los edificios abandonados y graneros de la 'zona cero' sirven de refugio al caballo de Przewalski, bautizado así por su descubridor –el polaco Nikolaj Prewalski–, desde que 36 ejemplares fueron trasladados hace unos 15 años al espacio restringido que limita con Bielorrusia y Ucrania. Bastaron cuatro años, entre 2004 y 2008, para que su población se duplicara. En total sobreviven en el mundo unos 1.500, sumando los que habitan en Chernóbil, Mongolia, China y algún que otro zoológico en otros países.

*Imagen: Una de las fotografías captadas por las cámaras de los investigadores / Universidad de Georgia

De ahora en adelante, los esfuerzos de los científicos se centrarán en determinar la cifra de caballos macho y hembra que coexisten en esta área y su estructura genética para evitar casos de endogamia. De esta manera se pretende elaborar un plan de conservación de la especie.

¿Por qué no le afecta la radioactividad?

En realidad, si lo hace o no, el estudio no lo especifica. Aparentemente la actividad humana –la caza, los químicos que arruinan la tierra o la construcción– perjudica más que la radioactividad a los animales que frecuentan los 5.200 km(2) que abarca el perímetro de exclusión.

Chernóbil y su biodiversidad, abiertos al turismo

Hasta hace nada, la palabra 'Chernóbil' era suficiente para provocar escalofríos en cualquiera que conociese la tragedia que se vivió hace poco más de 30 años. Sin embargo, las cosas cambian y la gente olvida… Y el 'dark turism' cobra protagonismo en una sociedad peligrosamente curiosa. Desde que en 2011 algunas agencias de turismo ucranianas abrieron al turismo la zona de exclusión, Chernóbil ha pasado a ser un parque temático con excursiones a diario. Si te mueres por ver un caballo no domesticado en libertad, quizá este sea tu lugar. Eso sí, no olvides que Chernóbil no será habitable hasta dentro de siglos.

*Imagen: Turistas en una antigua guardería en la localidad de Kopachi (cerca de Chernóbil), deshabitada desde su evacuación en 1986 / Reuters