Nenúfar es una hembra de lince ibérico que cuidaba de sus cuatro cachorros en los montes de Toledo. Hace unos meses, unos cazadores la mataron de un disparo y sus crías, de muy temprana edad, no pudieron sobrevivir sin su madre. Estos ejemplares formaban parte del programa que pretende reintroducir en la Península a este animal, considerado el felino más amenazado del mundo. Se habían tomado medidas que nos presentaban un camino esperanzador, pero el lince ibérico se enfrenta ahora a nueva amenaza. ¿Llegará el día en que desaparezca del todo? Te contamos en qué situación se encuentra.
Hace unos años casi nos despedimos del lince ibérico para siempre. Los esfuerzos para su conservación y reproducción se multiplicaron con numerosos programas de recuperación y, desde entonces, todo han sido noticias más o menos optimistas, salgo algunas muertes por incendios en Doñana. En 2002 quedaban menos de 100 ejemplares y ahora ya son más de 700 los que están viviendo en libertad en la Península Ibérica, según datos del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). De hecho, en 2017 había 24 hembras reproduciéndose en cada una de las poblaciones y que tuvieron casi 50 cachorros, según la WWF.
Sin embargo, los humanos siguen siendo, además de sus principales defensores, su principal amenaza. Casi todas las muertes de este animal se han dado a manos de cazadores furtivos. Durante este año, se unen a la muerte de Nenúfar otros tres ejemplares que fueron asesinados en Castilla-La Mancha.
A ello, se suma el uso de métodos ilegales como la utilización de trampas de caza. Esta práctica está dejando en el último año un trágico balance que amenaza la viabilidad de los programas de reintroducción a su hábitat natural.
Asimismo, otro peligro les obliga a luchar por la supervivencia: los atropellos. El número de arrollamientos de estos animales por vehículos se ha multiplicado en los últimos años y se convierte así en uno de los desafíos más espinosos para esta especie única.