Marte reunió hace 3.500 millones de años las condiciones imprescindibles para albergar vida, según una investigación internacional liderada por la investigadora española de la Universidad de Vigo Elisabeth Losa-Adams y que ha publicado ‘Nature Astronomy’.
El artículo, titulado 'Long-lasting habitable periods in Gale crater constrained by glauconitic clays’, se centra en el estudio de glauconíticas recogidas por el rover Curiosity en el cráter Gale, en Marte, en 2016.
Según los investigadores, ese tipo de material, que también existe en la Tierra, sólo se puede formar en entornos de vida similares a los de nuestro planeta, por lo que su presencia en Gale “indica que durante el periodo de tiempo en se formaron hubo condiciones favorables para la vida tal y como la conocemos hoy en día”, ha dicho Losa-Adams a la revista de la UVigo.
El estudio se centró en el cráter Gale, una antigua formación que, probablemente, explica la investigadora, se formó como consecuencia de un gran impacto sobre la superficie marciana hace unos 3.800 millones de años, influyendo u ocasionando cambios climáticos en el planeta.
Los investigadores contaban con múltiples evidencias que indicaban que “esta depresión albergó cuerpos de agua poco después de su formación”, considerándose esto un lago, lo que implica “la existencia en el pasado de un clima más húmedo que el exigente de la actualidad, y una atmósfera de mayor espesor que impidiese la evaporación inmediata de agua”.
Con lo que no contaban los científicos era con evidencias de si el lago reunía realmente condiciones adecuadas para la vida, supuesto que confirma la identificación de las arcillas glauconíticas que hallaron.
Esos minerales, según la autora, son conocidos en la Tierra y “realmente complejos por el amplio espectro de modificaciones estructurales que ponen en función del tiempo transcurrido desde el comienzo de su formación y del ambiente en el que se forman”.
El estudio de estas modificaciones permitió constatar “procesos acuosos y condiciones químicas que prevalecieron en el tiempo de formación de estos minerales”.
Así, pues, las evidencias demuestras que hace 3.500 millones de años hubo un lago en el cráter Gale de aguas tranquilas, con escasa sedimentación, y una lenta evaporación y bajas temperaturas”.
Estas son “condiciones óptimas para la vida tal y como la conocemos hoy día, según la investigadora, quien recalca que “si hubo o no vida es tarea del nuevo rover Perseverante y de la misión ‘Mars simple return”.