La cuenta atrás que empezó en 2011 con el desastre en la planta nuclear de Fukushima va llegando a su fin. Los enormes tanques que han almacenado durante estos nueve años el agua contaminada de radiación se van quedando sin espacio. Las dos opciones que ofrece el gobierno de Japón son evaporarla o filtrarla al mar, y parece ganar más peso la segunda opción. Millones de galones fluirán por el Pacífico.
El 11 de marzo de 2011, un terremoto desencadenó un tsunami en Japón que dio lugar a varios incendios y explosiones en la planta de Fukushima Daiichi. La central se quedó sin energía, con la consecuente interrupción de las operaciones de rociado de agua para enfriar cuatro de los seis reactores. Los peligrosos isótopos se filtraron al aire, al suelo y al agua.
Desde entonces, para evitar que sus núcleos dañados se derritan, se utiliza agua para el enfriamiento… Agua que se va a acumulando. Actualmente, la empresa Tokyo Electric Power Company (TEPCO) almacena 1,23 millones de toneladas en 1.044 tanques de agua gigantescos, el equivalente a 400 piscinas olímpicas. Pero esos tanques se están quedando sin espacio.
“Los pescadores y residentes locales se han opuesto a la liberación al mar debido al temor de que los consumidores eviten los mariscos capturados cerca”, informa la agencia ‘Kyodo News’. Y Corea del Sur ha expresado en más de una ocasión su preocupación por el impacto ambiental.
El agua ha sido tratada, aseguran, “utilizando un sistema avanzado de procesamiento de líquidos, o ALPS, para eliminar la mayoría de los contaminantes que no sean tritio”, según esta fuente. El tritio, un isótopo radioactivo, es imposible de eliminar.
El director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica, Rafael Grossi, dijo durante su visita a la planta en febrero que la liberación de agua al mar cumple con los estándares globales de práctica en la industria, y que se trata de una práctica común en todo el mundo en situaciones de emergencia. Planean filtrar el agua en 2022, cuando los tanques agotarán su capacidad.
Cuatro expertos en derechos humanos de las Naciones Unidas han solicitado al gobierno de Japón que no descargue agua al mar hasta que se realicen consultas en las comunidades afectadas y los países vecinos. Temen que la radiación entre en la cadena alimentaria.
La otra opción que se ha planteado estos es, ante la imposibilidad de que los tanques retengan más agua, construir más tanques que vayan almacenando agua hasta que las sustancias pierdan radioactividad.