Tras los dos accidentes nucleares más famosos de la historia, Chernobyl y Fukushima, las paradojas se repiten en ambas zonas radioactivas. Varios expertos han asegurado que la vida silvestre aumenta cada día en la zona de exclusión de Chernobyl, del mismo modo que está pasando en Japón. Fue el 11 de marzo de 2011 cuando un terremoto de magnitud 9 en la escala Richter causó un tsunami que inundó la central nuclear de Daiichi, en Fukushima, en la costa noreste. A medida que la radiación se iba extendiendo por la región, el gobierno fue evacuando todos aquellos rincones que se encontraban en peligro, una extensión del tamaño de Los Ángeles.
Esta zona quedó dividida en tres partes claramente diferenciadas: una donde las personas podían vivir sin riesgos, otra que no era al cien por cien segura, y otra totalmente restringida a la población por el alto índice de radiación. En esta última, nadie imaginó lo que está pasando. Como de costumbre, la naturaleza no deja de sorprender. La vida silvestre se enfrentó a un nuevo hábitat repleto de elementos radiactivos y fue capaz de adaptarse, e incluso de prosperar. Un nuevo estudio publicado en el 'Journal of Frontiers in Ecology and the Environment' de la Universidad de Georgia, ha informado de que más de una veintena de especies animales viven en varias áreas del paisaje.
Las imágenes lo demuestran. Cientos de cámaras situadas en la tercera área recogieron las especies que han resurgido, protegidas de la presencia humana: jabalíes, liebres japonesas, macacos, faisanes zorros o hasta perros mapaches...
Según afirma en un comunicado el profesor asociado en el Laboratorio de Ecología del Río Savannah y la Escuela de Silvicultura y Recursos Naturales de Warnell, Beasley, este aumento responde a una cuestión de especies. Aquellas que a menudo están en conflicto con los humanos, como es el jabalí, es el que más aparece en las imágenes. Esto sugiere que "estas especies han aumentado en abundancia después de la evacuación de las personas", explica.
El estudio señala que los datos de estas cámaras trampa no mostraron anormalidades ni daños en ninguna de las especies. Aunque eso sí, otros análisis sí que han puesto de relieve cómo afecta a la salud de los animales, por ejemplo, la disminución que tienen de reproducirse la especie de los azores.
Todos estos resultados despiertan la idea de cómo la vida silvestre es capaz de prosperar en lugares donde los humanos no pueden, y además, demuestra que son capaces de recomponer un hábitat desde cero sin sufrir ningún daño colateral. Tras estos resultados, el Gobierno de Japón ha anunciado la intención de hacer de Fukushima un lugar 100% renovable de cara a 2040, con la construcción de parques eólicos y solares, según explica The Guardian. El tiempo responderá a una nueva paradoja: si estos animales estarán preparados para vivir de nuevo entre la población.