Esteve Almirall, experto en IA: "Las organizaciones que no la adopten estarán muertas"

Adrián Soler 22/03/2025 05:00h.

En medio de la disrupción que supone la IA generativa, es difícil ver cómo cambiará el mundo. Pero está claro que la sociedad no será la misma: pasó con internet, con los teléfonos inteligentes, y eso probablemente es lo que acabará ocurriendo con la IA. Al final de una disrupción así “solo quedan dos tipos de organizaciones: las que la han adoptado y las que están muertas”, explica Esteve Almirall.

Con este enfoque, el profesor de ESADE y experto en tecnologías de la información, publica el ensayo –Qué hacer cuando todo cambIA–. Un manual que permite entender cómo estas tecnologías disruptivas nacen y evolucionan. También a través de modelos económicos y de adopción.

Dentro de la economía de la IA, el profesor define algún que otro modelo para entender cómo impactará la tecnología en un ámbito económico. Una clave es entender “qué se puede automatizar y qué se puede aumentar”. Para Almirall, la automatización tiene “un multiplicador brutal” de la productividad, pero sustituye las tareas humanas. Sin embargo, lo segundo depende del límite de la atención humana. Al final, por mucho que la IA agilice el trabajo, “nuestro día tiene 24 horas”. Como ejemplo, pone las nuevas herramientas de edición de imágenes con IA: “Aunque el software hace parte del trabajo, ¿cuántas fotos puedes editar al día?”.

Pregunta: ¿Podemos confiar en los gurús que dicen saber cómo será el futuro?

Respuesta: Había una anécdota curiosa sobre la URSS: “Es mucho más difícil predecir el pasado que el futuro” [ríe]. Es decir, la historia se reescribía tantas veces que era muy complicado. Pero, anécdotas aparte: si con el pasado es tan difícil, imagínate con el futuro.

P: ¿Qué papel juegan estos líderes de opinión en el mundo de la IA?

R: Siempre que tienes una atracción enorme a partir de las posibilidades que tiene una nueva tecnología, se crea un círculo de hype [expectación]. Y hay gente que intenta guiar la captación de dinero y de talento, normalmente intentando predecir el futuro. Y habitualmente conseguimos equivocarnos, a no ser que sea un futuro cercano. Pero confiamos en que la gente tenga poca memoria y que dentro de unos meses ya no se acuerden.

P: ¿Qué diferencia a estas revoluciones de las anteriores?

R: Las disrupciones modernas evolucionan a través de un proceso de ‘hype’ y empiezan desde arriba. Es decir, cuando sale Tesla, no sale con un pequeño cochecito que va evolucionando, sino que lanzan un modelo fantástico. Lo mismo con ChatGPT. Y entonces, evoluciona en forma de “hype loop” [círculo de sobreexpectación]: captura muy fácilmente dinero, talento y proyectos. Tiene muchos problemas porque mucho de este dinero se tira en proyectos que no van a ninguna parte. Pero hace que la tecnología, hasta que no encuentre sus límites, evolucione muy rápidamente.

P: ¿Qué impacto tiene todo esto?

R: El ‘hype loop’ tiene esa capacidad de recombinación a gran escala y a gran velocidad de las ideas. Y eso se debe a una extraordinaria conectividad en donde cualquier cosa que pasa en China, en horas o minutos se conoce en todo el mundo. Y las personas utilizan estas ideas para combinarlas y crear cosas nuevas. Esto antes de Internet no existía.

P: ¿La IA decepciona a los profesionales que se acercan a ella por primera vez?

R: Mientras que las disrupciones evolucionan a través del “hype loop”, la adopción es un fenómeno social y evoluciona a escala humana. Y esto depende de la intensidad competitiva, del sector donde estés… Como no todos estamos metidos en grandes ‘hubs’ tecnológicos, siempre te decepciona porque piensas que la tecnología puede hacer 10 millones de cosas que tú no ves en tu entorno.

P: Y en el ámbito personal, ¿es más fácil de integrar?

R: Sí, el personal evoluciona más rápido porque son tecnologías que no tienen barreras: para utilizar ChatGPT no hace falta nada… Por eso siempre existe un decalaje curioso. Por ejemplo, en ESADE todos los alumnos y profesores utilizan ChatGPT o equivalente. ¿Se ha incorporado a nuestros métodos de enseñanza? No mucho o muy poco. No han cambiado ni los programas ni la organización.

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