La noche ha sido un no parar en Hawái. El volcán Kilauea, uno de los más recientes en formarse y de los más activos del mundo, ha entrado en erupción, despertando a todos los habitantes de la Isla Grande y disparando una nube de vapor y cenizas que ha teñido el cielo de rojo. Las cámaras de Servicio Geológico de Estados Unidos han grabado las espectaculares imágenes.
A las 21:30 hora de Hawái del domingo día 20, se emitía una alerta roja para avisar a la aviación de que debía evitar sobrevolar la isla. La columna de humo de casi 50 metros que desprendió el volcán Kilauea y los múltiples ríos de lava que descendía ladera abajo daban prueba de la peligrosidad.
El desencadenante fue un terremoto de 4'4 en la escala Ritcher, que se repitió posteriormente, cuando ya se había producido la erupción, y se sintió en la Isla Grande de Hawái. Tres fisuras se abrieron y alimentaron durante horas un nuevo lago de lava en el cráter Halema'uma'u.
El aviso del observatorio del volcán todavía sigue activo, ahora de color naranja, lo que indica que el riesgo ha disminuido, y ha emitido la siguiente advertencia: “El lago de agua en la cima de Kilauea se ha evaporado y ha comenzado una erupción efusiva, con tres respiraderos en la pared del cráter Halemaʻumaʻu generando flujos de lava que contribuyen a un lago de lava en crecimiento en la base del cráter Halemaʻumaʻu. La erupción está actualmente confinada al cráter Halemaʻumaʻu”.
Hace dos años, este volcán arrasó 700 hogares de la isla. La lava fluyó durante cuatro meses y cubrió un área mayor que la mitad de la ciudad de Manhattan.