Los volcanes activos que amenazan con erupcionar son aquellos que pueden generar actividad en cualquier momento, ya que se encuentran en estado de latencia. En Europa hay cinco, y uno de ellos, el Etna, tiene a Toulouse en alerta por las cenizas que desprende.
En estos momentos, según la 'Volcano Discovery' hay unos quince en erupción en todo el mundo. Según los expertos, cualquier cráter que haya tenido actividad en los últimos 10.000 años se considera activo, pero son muchos los que permanecen durmientes (inactivos) con signos de actividad como las fumarolas o las aguas termales. Asimismo, aquellos cuya última erupción está registrada más allá de 25.000 años se califican como extintos, pero nunca se debe descartar al 100% la posibilidad de que puedan despertar.
La actividad de un volcán puede durar horas o extenderse durante meses o años, pero lo que todavía resulta imposible, pese a la tecnología existente para otros fenómenos naturales, es predecir una erupción. En el caso de Europa, los principales se reparten en Italia (13) como Estrómboli, cuya explosión el pasado 4 de julio causó un muerto y dos heridos, Islandia (18), Turquía (19), Portugal (15), España (8), Grecia (6), Alemania (3) y Francia (1).
Estrómboli
Un grupo de turistas que se dirigían a la isla de Estrómboli captaron el momento justo de la explosión y la expulsión de roca y ceniza el 4 de julio de 2019. La columna de humo fue visible hasta el otoño desde los alrededores de esta isla del Mar Tirreno.
Este volcán, que cuenta con tres cráteres activos en la cima, se encuentra en permanente vigilancia desde 1930, cuando se produjo la más violenta. Aquellos más osados deben tener muy en cuenta durante la subida lo peligroso que supone exponerse al anhídrido sulfúrico que emana constantemente de su superficie. Además, da nombre a uno de los cinco tipos de explosiones clasificadas por los expertos: permanente, acompañada de paroxismos explosivos y coladas de lava, con desprendimiento de gases abundantes.
Etna
La última actividad registrada por esta montaña volcánica siciliana fue el 24 de diciembre de 2018... Hasta ahora. La de hace un par de años vino estuvo acompañada de varios seísmos de magnitud 4.
Declarado en 2013 Patrimonio de la Humanidad, cuenta con cuatro cráteres en su cumbre, pero alberga también más de 200 puntos de ventilación. La explosión más destructiva tuvo lugar en la primavera de 1669 cuando se abrió una fisura de más de nueve kilómetros de largo en la zona sur de la montaña, destruyendo la villa de Nicolosi y otros seis localidades cercanas.
Monte Vesubio
Lleva 75 años dormido, el periodo más largo de los últimos 500 años, pero lejos de ser motivo de tranquilidad, este aletargamiento preocupa a los vulcanólogos porque una futura erupción podría ser de magnitudes y consecuencias desconocidas hasta la fecha, sobre todo porque en su falda se concentra una población de más de tres millones de personas.
El Vesubio forma parte de la literatura más antigua, incluida la mitológica, y no es para menos ya que la erupción del año 79 d. Cristo sepultó ciudades como Pompeya y Herculano, donde se reunían entre 16.000 y 20.000 habitantes. Las explosiones plinianas, llamadas así por la descripción que Plinio El Joven llevó a cabo de aquella terrible catástrofe natural, se caracterizan por la expulsión violenta y a gran velocidad de gas volcánico, fragmentos (pumita) y cenizas, acompañadas de grandes estruendos y temblores de tierra.
Grímsvötn
Se trata del volcán más activo de Islandia, probablemente debido a su ubicación, el noreste del país. Gran parte se encuentra debajo del glaciar de Vatnajökull, el más grande del Viejo Continente con 35 kilómetros cuadrados. Cuenta con un enorme cráter que esconde un lago de agua cubierto de hielo. Sin embargo, cuando la actividad hidrotermal se activa, la presión puede llegar a derretir grandes bloques helados provocando inundaciones devastadoras. Por ese motivo, se encuentra constantemente controlado por vulcanólogos, geólogos y expertos en glaciares.
La última gran erupción del último milenio tuvo lugar en 1783, manteniéndose la eyección de lava basáltica durante varios meses, además de la expulsión de dióxido de sulfuro y fluoruro de hidrógeno, que provocó daños en la fauna y flora y, por consiguiente, una hambruna que acabó con la quinta parte de la población de la ínsula.
El 21 de mayo de 2011 se produjo la última actividad con columnas de 12.000 metros que estuvieron acompañadas de varios terremotos. Dos días más tarde se produjo una enorme liberación de cenizas que interrumpió el tráfico aéreo en el país, y que se extendió a Dinamarca, Alemania, Noruega, Irlanda del Norte, Escocia y Groenlandia.
Eyjafjallajökull
Se encuentra ubicado en el norte de Skógar, al sur de Islandia, sobre una base elíptica de 25 kilómetros de largo por 15 de ancho y con una altura de 1.666 metros. Su caldera ocupa 2.5 kilómetros de ancho y 200 metros de profundidad. Se trata de un estratovolcán, compuesto por distintas capas de lava endurecida. Su magma es altamente viscoso, enfriándose al poco de proyectarse al exterior. Además, cuenta con un glaciar que cubre parte de la montaña.
Según los vulcanólogos, su formación podría datarse de hace unos 780.000 años, lo que le convierte en el más longevo de Europa. Su última erupción fue en marzo de 2010 al este del cráter, pero un mes después se produjo una segunda explosión en el centro del glaciar, provocando el deshielo e inundaciones que obligaron a desalojar a casi 1.000 de sus habitantes. Al igual que en el caso anterior, también hubo que interrumpir el tráfico de aviones (20.000 vuelos) y se cerró del espacio aéreo en el norte y centro de Europa.