“¿Lo has sentido?”, se preguntan este jueves los vecinos de Lizoáin, a unos 15 kilómetros de la capital navarra. Un terremoto de magnitud 4,4 en la escala Richter ha sacudido el municipio, y ha hecho temblar el suelo en al menos otras 50 localidades, algunas de ellas en Huesca, Zaragoza y La Rioja. Hay quien dice que incluso en Barcelona lo han notado. No es la primera ni la última vez que ocurre. Se suele culpar a la famosa falla de Pamplona, pero los expertos tienen claro que esta no está detrás de los sismos. Entonces, ¿qué los causa?
Lo primero de todo: que no cunda el pánico. Los terremotos en España no son cosa rara. Suelen producirse en el sur: en Murcia, Almería, Granada… Pero no están exentas zonas del interior peninsular, de Galicia o del Pirineo.
España está en el punto de encuentro de las placas tectónicas africana y euroasiática. En Pamplona no son infrecuentes los terremotos, aunque pocas veces son de la magnitud que ha sobresaltado a la población la madrugada del jueves. Solo entre finales de agosto y comienzos de septiembre de 2020, se sintieron una docena de sismos en la comarca de Pamplona, cuatro de ellos de intensidad relativa (grado 3, que el Instituto Geográfico Nacional considera ‘débil’).
“El Pirineo está lleno de fracturas que se formaron durante el levantamiento de la cordillera”, cuenta a El Tiempo Hoy el doctor en Ciencias Geológicas Juan Cruz Larrasoaña, del Instituto Geológico y Minero de España (IGME). “El empuje de la placa africana contra la euroasiática no es muy fuerte, pero hace que se acumule algo de deformación en las fracturas y en las rocas. Cuando esa tensión supera un umbral, se produce un movimiento”, explica.
Ese movimiento o sismo, por tanto, puede tener su origen en una de las fracturas que se ubican en el entorno de Pirineos. No tiene sentido achacarlo como suele hacerse a la falla de Pamplona, entre otras cosas, recuerda Larrasoaña, “porque se encuentra a 25 kilómetros del epicentro de este terremoto”. De igual manera, con anterioridad se han dado temblores que se han asociado a esta falla erróneamente.
La cordillera de los Pirineos es la segunda región con más sismicidad de la península, por detrás del sureste. Cabe esperar, por tanto, que se produzcan más temblores en el futuro, por lo que no está de más informar a la población de qué hacer y no hacer cuando ocurran. Pero generalmente no son terremotos que se sientan o constituyan un riesgo para la población.
“Se trata de una sismicidad moderada, es normal que pase de vez en cuando, lo raro sería que los hubiera muy grandes como en Chile o Japón”, tranquiliza este geólogo.