El confinamiento ha resultado aburrido para muchas personas, pero también para muchos animales. Un parque de Australia echó el cierre al público al comienzo de la pandemia y el personal se convirtió en la única compañía para un puñado de especies que conviven en él, aunque algunos se buscaron la vida incluso cuando los cuidadores no podían prestarles atención. No hay más que ver la tierna amistad que se ha forjado entre Elsa y Hope, un koala y un wombat que son ahora inseparables.
Elsa es un koala que acaba de cumplir un año. Cuando era un bebé los veterinarios de este parque de Somersby, en Nueva Gales del Sur, se hicieron cargo de ella y de su madre, que sufría una mastitis muy desarrollada y tuvo que ser tratada. Rara vez se separa de su peluche (de un koala), excepto cuando está con su nuevo amigo, Hope.
Hope es un wombat que también acaba de cumplir un año. Suele pasar el día resguardado del calor y por la noche sale en busca de plantas y raíces. Durante el confinamiento, Hope solía salirse de su jaula cuando los cuidadores la limpiaban y se daba un garbeo hasta el recinto de su vecina, Elsa.
Con el tiempo, ambos se han acostumbrado a estar juntos, jugar juntos, crecer juntos… No hay que olvidar que aún son muy pequeños. A menudo el Australian Reptile Park (Parque de Reptiles de Australia) comparte fotos para enseñar su avance y cómo se relacionan. La última la acompañaban con el siguiente texto: “Nombra una pareja de amigos más mona que Elsa y Hope”.
En un día la publicación acumula más de 3.000 likes y cientos de comentarios. Ahora que ha reabierto sus puertas, estos amigos tan simpáticos se han convertido en uno de los atractivos principales para los visitantes. Eso sí, no siempre hay suerte: tanto los wombats como los koalas son muy dormilones y suelen pasarse el día con los ojos cerrados y ‘amanecer’ cuando se esconde el sol para buscar comida.