El coronavirus acapara ahora mismo el protagonismo en el mundo entero, pero entre las noticias negativas se ha colado esta semana una muy, muy buena. Los incendios que han devastado el sureste de Australia durante el verano, que ha terminado hace poco en el país, han sido históricos por el humo que desprendieron, que alcanzó la atmósfera y viajó hasta la otra punta del Pacífico, y por acelerar la extinción de su animal más icónico: el koala. Ahora muchos de los ejemplares rescatados se recuperan y pueden, por fin, volver a su hábitat.
En noviembre empezó la pesadilla en Australia. Apenas había empezado la estación más calurosa del año las temperaturas ya superaban los 40ºC y las llamas barrían los bosques de Nueva Gales del Sur, incluidas las reservas de koalas. Muchas ONGs y los propios residentes acudieron en su rescate y el de los wombats y canguros que también vieron su hogar reducido a cenizas.
Organizaciones como WWF Australia y Science for Wildlife han trabajado desde entonces para curar las heridas que ha dejado el fuego con la ayuda de zoológicos como el de San Diego, y tanta dedicación están dando al fin sus frutos.
Varios koalas han sido reubicados este lunes en el parque nacional de Kanangra-Boyd, en la cordillera de las Montañas Azules del sureste australiano. "Cuatro adultos y el pequeño Joey", publicaba Science for Wildlife en su cuenta de Facebook. Otros siete fueron liberados al día siguiente.
Los datos que maneja la Universidad de Sídney sugieren que han sido cientos de millones de koalas los que han muerto en los incendios forestales esta temporada, que arrasaron un millón de hectáreas. La especie, ya de por sí muy dañada por la deforestación hasta el punto de haber sido declarada 'funcionalmente extinta' –lo cual implica que ya no juega el papel fundamental en su entorno que solía ostentar–, ha visto muy reducido su cifra.
Los dos tercios de su población que han sobrevivido a la devastación irán siendo realojados en su hábitat natural. Los expertos siguen ahora la adaptación de los 12 koalas afortunados que ya trepan en los árboles para comprobar que todo va bien. Lo harán a través de radios que han instalado en la reserva.
Después, poco a poco, las aguas irán volviendo a su cauce para este marsupial. Una buenísima noticia en medio del caos por el coronavirus.
Recordatorio: todavía se puede ayudar a las organizaciones que ayudan a este animal con donaciones, como invita a hacer WWF Australia y Science for Wildlife.