El koala despierta la simpatía de las gentes de todo el mundo por su apariencia de peluche, su carácter inofensivo (lo único que devora son los eucaliptos) y por ser el último marsupial de la categoría diprotodontos que queda en el mundo. Pero los últimos tiempos no acompañan a su supervivencia, y los recientes incendios de Australia han acelerado inevitablemente su desaparición. Recientemente, ha sido declarado "funcionalmente extinto", lo que implica que su papel en el ecosistema está dejando de ser necesario, y su reproducción cada vez más complicada.
Las tristes noticias sobre la especie icónica de Australia movilizan desde hace años a la comunidad científica, que no pierde la esperanza de recuperar la población del koala para evitar que se vea reducida a la mitad en 20 años, como ya apuntan los estudios, según National Geographic. Para ello, en 2018 un grupo de expertos del Instituto de Investigación del Museo Australiano y la Universidad de Sídney secuenciaron por primera vez su genoma, y el material genético parece haber revelado a los investigadores qué medidas adoptar con respecto a su alimentación y su hábitat para favorecer su supervivencia.
Entender el ADN del koala "proporciona un trampolín para la conservación de esta especie biológicamente única", comunicó en el informe de 2018 Katherine Belov, coautora del estudio genético publicado en la revista 'Nature'. A partir del nuevo conocimiento se pretende conocer detalles más concretos de su comportamiento para facilitar que sacie sus necesidades a través de la naturaleza.
El trabajo ha revelado una serie de aspectos antes desconocidos que ayudan a comprender qué ha mantenido vivos a los koalas hasta ahora, para potenciar sus características naturales.
Entre los descubrimientos más llamativos, destaca su capacidad de alimentarse de hojas de eucalipto tóxicas sin morirse, como lo harían la mayoría de mamíferos con su dieta -recordemos que hablamos de un animal que descansa y duerme hasta 22 horas al día-. Entender de qué manera su organismo puede enfrentarse a sustancias venenosas es fundamental para su recuperación. Varias habilidades del marsupial entran en juego en este sentido.
Por un lado, sus altos niveles de encimas, cuyo papel es la desintoxicación de las hojas, más o menos. Además, se ha observado que los koalas huelen la 'comida' con detenimiento antes de hincarle el diente. Al investigar la base genómica de sus sentidos del gusto y el olfato, los expertos hallaron que está relacionado con la concentración de "los metabolitos secundarios de las plantas", enuncia el estudio.
Otro aspecto a investigar era qué medicamentos ejercen efecto sobre los koalas, que en la actualidad se ven altamente amenazados el retrovirus del koala (KoRV) y la clamidia. "De los más de 1,000 koalas que llegan anualmente a hospitales de vida silvestre en Queensland y Nueva Gales del Sur, el 40% tiene enfermedad por clamidia en etapa tardía y no puede ser rehabilitada", comunican.
Entre otras cosas, el medicamento que en otras especies es útil, el meloxicam -antiinflamatorio y utilizado con frecuencia para aliviar el dolor en la atención veterinaria-, se metaboliza tan rápidamente en el koala que pasa sin pena ni gloria por su organismo.
Las hembras de koala traen al mundo a sus crías tras sólo 35 días de gestación. El poco tiempo que tienen para desarrollarse conlleva que, al nacer, requieren de la protección inmunológica proporcionada por la leche materna, ya que carecen de tejidos u órganos inmunes.
A través del estudio de su ADN, se ha averiguado que algunos genes (lipocalina) de koala pueden cumplir funciones nutricionales y, por tanto, que este animal es tiene la capacidad de "ajustar la composición de la proteína de la leche durante la lactancia prolongada".
El declive del koala no es sólo cosa del presente, ha sido una tendencia de siglos. En 1870, hasta finales de la década de 1920, fue fuertemente explotado por el comercio de pieles, que también afectó a la población de otros animales. Hoy en día, la pérdida y fragmentación del hábitat, la urbanización, el cambio climático y, como hemos mencionado, las enfermedades como la clamidia, son sus principales amenazas.
En otras palabras, el descenso de su población a lo largo de la historia ha estado vinculado en su mayoría a la acción humana. Muchas organizaciones toman conciencia de ello y, además del apoyo indispensable que supone la ciencia para su recuperación, buscan que la cifra de koalas se reduzca lo menos posible a través de la concienciación.
Durante los incendios de Australia, algunas ONGs promovieron campañas para la adopción simbólica de koalas y para actuar como intermediarios en el envío de dinero destinado a su atención. Algunas de ellas son Australian Koala Foundation, WWF Australia y Friends of the Koala.