Este dron que acabó estrellándose contra el volcán Fagradalsfjall, en Islandia, ha conseguido captar de cerca la lava que brota de su cráter desde hace meses. Entró en erupción en marzo y, según los expertos, podría estarlo durante meses o incluso años.
El volcán de la península de Reykjanes, no muy lejos de la capital del país, Reykjavik, llevaba cientos de años dormido. La última vez que se produjo una erupción en el sur de Islandia, creen los geólogos, fue hace unos 800 años.
La nueva etapa de máxima intensidad de la actividad orogénica del volcán es lo que se conoce como paroxismo, un término que también se usa para describir procesos sísmicos.
Desde marzo, los curiosos se han acercado al volcán de Reykjanes en busca de la imagen perfecta e incluso han experimentado cómo es cocinar en las brasas del magma, algo que las autoridades desaconsejaron desde el principio.