La tripulación de una embarcación se ha llevado la sorpresa de su vida este fin de semana cuando al llegar a Ámsterdam se ha dado cuenta de que un delfín les había seguido hasta el puerto. El animal parecía negarse a despegarse de ellos y, de alguna manera, consiguió colarse en las esclusas, lo cual no les hacía demasiada gracia por el riesgo obvio con el paso constante de barcos. ¿En qué ha quedado la historia?
Por qué siguió al carguero desde Francia hasta Holanda es un misterio, pero desde luego la mayor sorpresa fue que, una vez llegados a la ciudad portuaria de IJmuiden, seguía en su empeño de acompañar a la tripulación hasta el puerto. Llegados a este punto decidieron avisar a la organización SOS Dolfijn que trabaja por la conservación de cetáceos en el Mar del Norte.
Se trata de un delfín mular, también conocido como nariz de botella. Es el más común en espectáculos por su naturaleza sociable, lo cual explica que se encariñara de estos humanos de los que no ha querido alejarse. Es ágil, con que ir tras la esta lancha seguramente no haya requerido un gran esfuerzo.
Durante todo el domingo no le quitaron ojo. Le monitorearon con la esperanza de que saliera por sí solo hacia el mar y abandonase las esclusas. Parecía imposible, pero esta historia tiene un final feliz.
Tras varios intentos y en vista de que se les echaba la noche encima, el equipo de SOS Dolfijn cayó en que la única solución era que la misma embarcación saliera nuevo al mar para que el delfín la siguiera. "¡Lo logramos!", publicaron a última hora del domingo en su cuenta de Facebook.
"Trabajamos muy duro para encontrar una solución", le comentaba la portavoz de la organización, Annemarie van den Berg, al programa holandés de televisión Hart van Nederland. "El buque iba a quedarse en Amsterdam los próximos días para descargar la carga. Pero debido al delfín, el barco y la tripulación volvieron al mar enseguida".