El origen de la expresión "hace un frío que pela"

  • Todo empezó allá en el siglo XX en uno de los lugares más fríos del mundo, el Himalaya

Al igual que en verano repetimos eso de "cómo pega el Lorenzo", estos días se repite mucho otra frase que te va a sonar:"hace un frío que pela". La decimos desde que tenemos conciencia, sobre todo porque es una de las revelaciones más generalizadas cuando las temperaturas no acompañan. Si alguna vez te ha picado la curiosidad por conocer de dónde proviene esta expresión relativa al tiempo, estás de suerte, te revelamos el misterio.

¿Desde dónde viene esta expresión?

Para entender realmente este misterio será necesario extrapolarse a muchos años atrás, allá por el siglo XX. Los termómetros suelen congelarse de manera más drástica en la montaña, y es en este lugar donde recae su verdadero origen. Fue en el macizo montañoso situado en la cordillera del Himalaya donde se acunó este término.

*Imagen: La montaña más alta del mundo, el Monte Everest (Himalaya), también conocido como Qomolangma, en la Región Autónoma del Tíbet, 5 de mayo de 2008 / Reuters

Todo sucedió tras una expedición que guiaba a los alpinistas llamados Maurice Herzog y Louis Lachenal, quienes coronaron el macizo por primera vez. Sin saber las consecuencias a las que se enfrentaban, fueron alcanzando la cima de la montaña con unos temperaturas tan gélidas que casi no podían soportarlo. Un fuerte temporal hizo desplomar el mercurio casi 15ºC de un día para otro y los montañeros se enfrentaron a la peor de sus pesadillas.

¿Qué es lo que se pelaba?

Fue en este momento cuando la expresión cobró vida. Los alpinistas se quedaron sin suministros tras ver congelada casi toda su comida, pero había algo que pudo salvarse: unas almendras. Solo tenían un kilo de este fruto seco que contiene una efectiva fuente de energía. Aunque parezca surrealista, este producto fue la causa de la expresión que ahora repetimos cuando el frío aprieta.

Pero la cosa no quedó ahí. El camino se les presentó como una auténtica odisea a tantos grados bajo cero. Solo tenían las almendras y tenían que pelarlas con guantes a -20ºC, algo que parece muy complicado en primera instancia. Pero al fijarse bien en la bolsa de frutos secos... ¡Salvados! Descubrieron que las almendras perdían la piel con mucha más facilidad gracias al frío extremo que les acompañaba, dando luz así a la expresión "hace un frío que pela", que pela almendras, concretamente. ¡Voilà! Enigma resuelto.