Las cucarachas tienen fama de tenaces. Se sabe que son capaces de sobrevivir sin cabeza varias semanas y corre el rumor de que abundaban las zonas cero de Hiroshima y Nagasaki después de ser atacadas con bombas atómicas. Pero, ¿se trata de un mito o de una realidad? ¿Aguantarían las cucarachas una explosión nuclear?
El funcionamiento interior de una cucaracha es muy diferente al de un humano. Para responder, por ejemplo, a por qué ellas pueden vivir sin cabeza tienes qué pregúntate por qué tú no podrías.
Para empezar, una cucaracha no moriría desangrada tras una decapitación, como lo haría un humano. Y, en segundo lugar, los humanos necesitan su nariz y boca para poder respirar, pero en las cucarachas la respiración sucede de manera muy distinta.
“Después de cortarles la cabeza, muy a menudo sus cuellos se sellarán simplemente coagulando. No hay sangrado incontrolado", decía en 'Scientific American' el fisiólogo y bioquímico Joseph G. Kunkel de la Universidad de Massachusetts Amherst. Además, agregaba, respiran a través de espiráculos o pequeños agujeros en cada segmento del cuerpo. Por tanto, el cerebro de la cucaracha no controla la respiración y la sangre no transporta oxígeno al resto del cuerpo.
Para responder a la pregunta, hay dos caminos. El corto, que nos lleva al sí, y el largo, que nos lleva a una explicación de ese sí.
Tras las bombas de Hiroshima y Nagasaki, efectivamente, se hallaron cucarachas vivas en los escombros, pero luego no se hizo seguimiento sobre lo que ocurrió con ellas en los años siguientes, por lo que se desconoce cómo les afectó a la larga.
Los experimentos en laboratorio han llevado a comprender mejor cómo reaccionan sus cuerpos a la radiación. El equipo de ‘Cazadores de Mitos’ de Discovery Channel puso a prueba a un grupo de cucarachas hace unos años.
Del grupo, 50 no recibió radiación, otros 50 estuvo expuesto a 1.000 rads durante un mes, una carga letal de radiación para los humanos, otros 50 a 10.000 rads y el último grupo de 50, a 100.000 rads.
El resultado fue el siguiente: el 10 por ciento de las cucarachas del grupo de 10.000 rads (una dosis que supone 10 veces la cantidad de radiación letal para los humanos), logró sobrevivir, en cambio ninguna aguantó a 100.000 rads.
El motivo por el que una parte pudo sobrevivir, se explicó posteriormente, es que sus ciclos celulares son mucho más lentos que los de los humanos. Mientras que nuestras células se replican y dividen rápidamente, extendiendo la radiación por el cuerpo con facilidad, en las cucarachas esto sucede mucho más despacio.
El biólogo evolutivo de la Universidad de Melbourne Mark Elgar explicó a su vez que probablemente, aunque aún se desconoce, existan insectos incluso más resistentes que las cucarachas, como algunas especies de hormigas.