En Ciudad de México la tierra se está hundiendo a un ritmo muy acelerado. Según los resultados de una nueva investigación, lo hace en torno a 50 centímetros, es decir, medio metro, cada año. Una barbaridad si tenemos en cuenta que es una de las ciudades más pobladas de todo el mundo y un colapso causaría una terrible crisis humanitaria. ¿Cuáles son los motivos?
Se sabe que muchas áreas en todo el mundo experimentan hundimientos de la tierra debido a la extracción de agua subterránea, apunta el estudio, que se publica en un artículo de ‘American Geophysical Union’ y ha sido liderado por Estelle Chaussard.
“La integración de 115 años de nivelación con 24 años de Radar Interferométrico de Apertura Sintética (InSAR) y 14 años de datos de GPS revela que las tasas de hundimiento han sido en su mayoría constantes en la Ciudad de México desde al menos 1950 y alcanzan los 50 cm al año”, enuncia.
Además, según se ha comprobado, se trata de un hundimiento irreversible. En su caso, “no existen relaciones directas entre las fluctuaciones del nivel del agua subterránea y las tasas de hundimiento o entre las tasas de bombeo y las tasas de hundimiento”, como sí ocurre por ejemplo en Yakarta, capital de Indonesia, que podrá trasladarse a otro enclave por este motivo.
En Ciudad de México, por el contrario, el drenaje durante siglos de agua de los acuíferos subterráneos ha ido secando cada vez más el suelo sobre el que se asienta la capital. Esto hace que las láminas de arcilla que lo componen se compriman y se agrieten. “Pronosticamos que tomará alrededor de 150 años alcanzar la compactación total”, dicen los investigadores, “lo que puede conducir a un hundimiento adicional de hasta 30 metros”.
La Zona Metropolitana del Valle de México es una paradoja del agua: la ciudad tiene una larga historia de inundaciones que motivaron la gestión hidráulica desde la época prehispánica, mientras que una gran cantidad de agua dulce de la ciudad necesita hoy en día ser traída de fuentes a más de 100 km de distancia, dicen los autores.
La escorrentía de lluvia y agua de manantial en las laderas de las montañas que rodean esta zona formaron el antiguo lago de Texcoco. “La ciudad prehispánica de Tenochtitlán (ahora Ciudad de México) fue fundada por los aztecas en el lago de Texcoco en 1325. En la década de 1520, después de la conquista española del Imperio azteca, los esfuerzos para controlar las inundaciones en las llanuras lacustres llevaron al drenaje progresivo del lago a través de canales y diques. En 1900, el valle de México fue completamente drenado artificialmente mediante un canal de 40 km de largo al noreste de la cuenca y un túnel a través de las montañas”.
Hoy en día, las aguas residuales y pluviales se extraen de la cuenca a través de un gran sistema de canales y túneles, mientras que el 30% del agua potable de la ciudad se importa a través de una red similar. El 70% restante del agua potable de la ciudad proviene de la extracción de agua subterránea de pozos ubicados en toda la cuenca con una profundidad promedio de 600 metros y una profundidad máxima de 3.000 m, concluyen.
Teniendo en cuenta, además, que la mayor concentración de viviendas con acceso deficiente al agua potable se observa dentro de las áreas de hundimiento, a menos que se implementen acciones drásticas de gestión del agua (como la reutilización de aguas residuales tratadas para la recarga de aguas subterráneas y el riego agrícola y de paisajes urbanos, por ejemplo), Ciudad de México podrá colapsar algún día poniendo en peligro a toda su población.