El desierto de Jordania cambió hace poco su típica estampa de montañas de arena por mantos totalmente blancos que han llamado la atención en las redes sociales. Los residentes no son los únicos que han quedado atónitos ante el episodio invernal en pleno desierto. Los camellos, acostumbrados al calor y a la escasez de agua, caminan sobre copos de nieve que se convierten en la alternativa perfecta para mantenerse hidratados.
Las condiciones meteorológicas en Jordania reunieron el martes pasado (día 21) todos los ingredientes para que sus ciudades y su desierto amanecieran cubiertos por la nieve. Una potente masa polar se adentró en gran parte de Oriente Medio y dio lugar a un desplome de los termómetros y un intenso temporal de nevadas. El episodio invernal fue tal que en el sur del país se cancelaron las clases escolares durante al menos dos días.
También en áreas de Ammán, en el noreste, los funcionarios cerraron carreteras por el colapso que se creó con los grandes espesores de nieve.
Pese a todo, los vecinos aprovecharon y salieron a la calle a jugar con la nieve, a conciencia de que no es algo que suceda diariamente. De hecho, a los tres días el Departamento de Meteorología de Jordania (JMD) informó de que se avecinaba un episodio de lluvias y las tormentas, que daría por terminada la escena navideña rápidamente.
Aunque Jordania es un país pequeño, con una superficie aproximada de 100.000 kilómetros cuadrados, podemos decir que se divide en tres zonas climáticas distintas entre sí.
La más grande de ellas es la del desierto, que ocupa el 80% de la superficie del país. Casi toda Jordania está rodeada de arena y es doblemente impactante apreciar cómo las montañas se tiñen de blanco. Es cierto que las estaciones de invierno y primavera suelen ser bastante cortas, y, ocasionalmente, con la entrada de masas de aire frío, como sucedió la semana pasada, solemos ver nevadas en Petra, Amman e incluso en parte de la montaña occidental entre diciembre y febrero.