Un enorme asteroide de 1,8 kilómetros de diámetro va a pasar muy cerca de la Tierra a finales de mayo. El objeto, cuyo tamaño equivale cuatro edificios como el Empire State Building de Nueva York, ha sido calificado como “potencialmente peligroso” por el Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (CNEOS) de la NASA.
Que no cunda el pánico. Un inmenso asteroide con cuatro veces el tamaño del rascacielos más alto de Nueva York se acercará a la Tierra el 27 de mayo, pero no hay riesgo de impacto.
El objeto denominado 7335 (1989 JA) pasará a una distancia segura de unos 4 millones de kilómetros, o diez veces la distancia entre la Tierra y la Luna. El asteroide viaja a aproximadamente 76.000 kilómetros por hora y es considerado un objeto de la clase Apolo, lo que significa que su órbita alrededor del Sol lo lleva periódicamente a coincidir con la órbita de la Tierra.
De esta manera, cada cierto tiempo el objeto se acerca a nuestro planeta y puede ser observado por los astrónomos, aunque tarda en hacerlo. La siguiente aproximación está prevista para junio de 2055, cuando pasará unas 70 veces más lejos que este mes de mayo, y en 2081, cuando estará en un punto medio entre la distancia prevista para 2022 y la que alcanzará en 2055.
La NASA monitorea los objetos cercanos a la Tierra o NEO (por sus siglas en inglés), que en general son mucho más pequeños que el asteroide 7335 (1989 JA) que nos visita esta semana.
El Programa de Observaciones de NEO de la NASA rastrea los cometas y asteroides que se acercan a nuestro planeta a menos de 1,3 veces la distancia entre la Tierra y el Sol. El objetivo no es únicamente proteger la Tierra, puesto que los objetos que se acercan pueden revelar además mucha información sobre el universo y los orígenes del sistema solar.
De los objetos considerados NEOs, un pequeño número son mucho más grandes que los demás (con 150 metros o más) y pasan bastante más cerca de la Tierra (dentro de los 7,5 millones de kilómetros). Estos son los clasificados como “potencialmente peligrosos”. La NASA estudia el tamaño, la forma, la masa, la composición y la estructura de estos objetos para determinar el riesgo y desviarlo si amenaza con impactar la Tierra.
La primera misión para desviar asteroides (DART) fue lanzada por la NASA hace unos meses hacia Dimorphos, un pequeño objeto que orbita uno mayor (Didymos), con el fin de alterar ligeramente su órbita, a modo de prueba.