Los ciberdelincuentes han ido perfeccionando sus técnicas para estafar mediante llamadas telefónicas. Este conjunto de timos, que se conocen como ‘vishing’, pueden usarse para suplantar la identidad de la víctima y contratar servicios bancarios en su nombre.
Para ello, pueden comenzar con una simple grabación de voz. Y es que responder a una llamada telefónica con un “sí”, algo de lo más frecuente y natural, puede terminar en fraude. Con esa grabación no es posible contratar ningún producto, pero si logran hacerse con más datos, entonces puede aumentar el riesgo de sufrir un ciberdelito, según advierte el Banco de España en su Portal del Cliente Bancario.
Por eso los delincuentes intentarán obtener más datos personales de la víctima mediante técnicas de ingeniería social. Pueden hacerle creer que ha contratado un servicio y, para darle de baja, le piden el DNI, la dirección o incluso la cuenta corriente.
Fernando Navas Cusí, abogado especializado en nuevas tecnologías, explica que ha visto casos en los que “una persona de 70 u 80 años, que ha estado ahorrando a largo de su vida, pierde 200.000 euros”. En alguna ocasión, han logrado incluso “acceder a su ordenador” para pedir un crédito.
En muchos casos, perseguir a los ciberdelincuentes es muy complicado, ya que operan desde el extranjero y la coordinación entre países es lenta: “Yo puedo detectar una estafa aquí, saber que la están haciendo desde Seychelles, por ejemplo, y sé que va a ser extremadamente difícil” recuperar el dinero. “Hay impunidad”, relata Cusí. Por eso la mejor defensa es la prevención e intentar protegerse de los ataques evitando proporcionar nuestros datos personales por Internet o a personas que no conocemos.
Las estafas informáticas han aumentado exponencialmente en los últimos años. Solo en el primer trimestre de 2024, hubo un incremento del 14,3% en este tipo de delitos respecto al mismo periodo del año anterior, superando los 110.000 casos, según datos del Ministerio del Interior.
Suplantación de identidad con Inteligencia Artificial
La víctima recibe una llamada de su hija, que le pide ayuda. En realidad, los ciberdelincuentes han clonado la voz de la familiar para convencerla de que haga una transferencia monetaria. Esto es posible gracias a las nuevas tecnologías disponibles en la actualidad.
“A veces no necesitas que el fake suene natural, dependiendo de para qué lo utilices”, explica Zoraida Callejas, profesora titular de Ingeniería Informática de la Universidad de Granada. En el caso de los estafas telefónicas, por ejemplo, “cuentan con que tú no te lo esperabas, así que no tiene por qué ser una voz perfecta”. En estos fraudes, es más importante la presión que generan los estafadores en la víctima que la calidad de la clonación de la voz.
Para protegerse de ello muchas personas usan las contraseñas familiares: una combinación de palabras que solo conocen entre ellos para así comprobar su identidad en caso de necesitar ayuda de verdad. Según Cusí, “vamos a volver al Internet de los 2000 para poder acreditar que la persona que tenemos delante es con quien realmente creemos estar hablando” haciéndole preguntas como “¿quién fue tu primera mascota?” o “¿en qué colegio estudiaste?”. Estas cuestiones, que durante los primeros años de Internet se usaban para recuperar una contraseña perdida, ahora pueden ser una defensa vital ante los ciberdelincuentes.
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