Una gran tormenta geomagnética impactará en la Tierra este lunes por la noche, según ha alertado el Centro de Predicción del Clima Espacial (SWPC) de EE UU. En la predicción, la agencia dijo que las tormentas geomagnéticas podrían alcanzar una fuerza G2 "moderada" y G3 "fuerte". Sin embargo, el domingo, el SWPC advirtió que la tormenta había alcanzado condiciones G4 "graves". Esas condiciones podrían cambiar el lunes, dijo la agencia en una actualización del domingo por la noche.
La NASA puede prevenir con relativa exactitud cuándo una tormenta solar afectará a la Tierra. Cuando la agencia espacial detecta actividad inusual en el Sol, es capaz de predecir con días de antelación si esas explosiones se traducirán en una inyección de masa coronal sobre la Tierra, pero el margen de error es demasiado alto. La NASA puede avisar de que la tormenta es inminente, pero hasta ahora no podía predecir exactamente la hora o lugar en la que esta impactaría contra la Tierra. Pero ahora sí puede con 30 minutos de anticipación.
Según la NASA, las CME pueden crear corrientes en los campos magnéticos de la Tierra que envían partículas a los polos norte y sur. Cuando esas partículas interactúan con el oxígeno y el nitrógeno, pueden crear auroras boreales en ambos hemisferios.
"Es esencialmente el Sol disparando un imán al espacio", explica Nexstar Bill Murtagh, coordinador del programa SWPC y pronosticador experimentado del clima espacial. "Ese imán impacta el campo magnético de la Tierra y obtenemos esta gran interacción", informan medios estadounidenses y británicos.
Esa interacción se conoce como tormenta geomagnética, cuya fuerza afectará qué tan al sur serán visibles las auroras boreales. El SWPC utiliza una escala de cinco puntos para medir la fuerza de las tormentas geomagnéticas, de forma muy parecida a como los meteorólogos utilizan escalas para tornados y huracanes.
La escala de tormenta geomagnética oscila entre G1 y G5. En el extremo más bajo está G1, descrita como tormentas menores que pueden hacer que la aurora sea visible en Maine y la Península Superior de Michigan. Una tormenta G5, descrita como extrema, podría enviar la aurora boreal hasta Florida y el sur de Texas.
Las tormentas geomagnéticas también pueden afectar a la navegación, comunicaciones y señales de radio. Una tormenta G1 puede tener impactos menores en la red eléctrica, las operaciones de los satélites y los animales migratorios. Una tormenta mucho más grande puede destruir satélites, comunicaciones y redes eléctricas.
La tormenta G4 observada el domingo se considera "grave", señala el SWPC, y afirma que una tormenta de este calibre es "una perturbación importante en el campo magnético de la Tierra". Sin embargo, según la agencia, "El público no debe anticipar impactos adversos y no es necesaria ninguna acción, pero debe mantenerse adecuadamente informado sobre la progresión de la tormenta visitando nuestra página web", dijo el SWPC.
Los funcionarios también señalaron que puede haber problemas de control de voltaje cada vez mayores y más frecuentes que son "normalmente mitigables"; una mayor probabilidad de que se produzcan "anomalías o efectos en las operaciones de los satélites".
Un nivel moderado incluido en el segundo escalón de una clasificación que incluye un total de cuatro niveles, siendo el cuarto el más grave de todos (G4). Una eyección de masa coronal es una nube de grandes dimensiones de plasma solar con líneas de campo magnético, expulsada por el Sol durante fuertes erupciones de filamentos, caracterizada por su larga duración.
Dicha eyección viaja hacia la zona exterior de la estrella solar a unas velocidades que van desde los 250 km/s hasta los 3.000. Un choque con nuestro planeta puede derivar una tormenta geomagnética, que afectaría en el peor de los casos a las comunicaciones, a las señales de radio y a la navegación, con errores en el posicionamiento dirigido por la señal GPS.
Una tormenta solar destructiva en 1989 provocó apagones eléctricos en Quebec durante 12 horas, sumergiendo a millones de canadienses en la oscuridad y cerrando escuelas y negocios. La tormenta solar más intensa registrada, el Evento Carrington en 1859, provocó incendios en las estaciones de telégrafo e impidió el envío de mensajes. Si el Evento Carrington ocurriera hoy, tendría impactos aún más severos, como interrupciones eléctricas generalizadas, apagones persistentes e interrupciones en las comunicaciones globales. Tal caos tecnológico podría paralizar las economías y poner en peligro la seguridad y el sustento de las personas en todo el mundo.
El riesgo de tormentas geomagnéticas y efectos devastadores en nuestra sociedad está aumentando actualmente a medida que nos acercamos al próximo "máximo solar", un pico en el ciclo de actividad de 11 años del Sol, que se espera que llegue en algún momento de 2025.
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