Las tormentas solares son uno de los grandes peligros que acechan la Tierra constantemente. Son difíciles de predecir y de enfrentar, puesto que en la era de la tecnología que vivimos, dicen los expertos, si un flujo de partículas energéticas del Sol golpease nuestro planeta provocaría un apocalipsis de internet. Esto generaría un caos absoluto. ¿Cuál ha sido hasta el momento la mayor tormenta solar registrada y qué consecuencias tuvo?
Aproximadamente cada 11 años se produce un nuevo ciclo solar. En el transcurso de cada ciclo, el Sol pasa de una relativa calma a un estado activo y tormentoso, y luego vuelve a la calma; en su apogeo, conocido como máximo solar, los polos magnéticos del Sol se invierten, lo explica la NASA.
Las llamadas solares son los estallidos que se producen en las manchas solares cuando el Sol está más activo. Los satélites que monitorizan el Sol las captan como áreas brillantes, que liberan plasma, un gas caliente compuesto de hidrógeno y helio cargados eléctricamente.
Cuando estas llamaradas son dirigidas hacia la Tierra por los vientos solares, pueden impactar y causar lo que se conoce como una tormenta geomagnética, puesto que produce perturbaciones en el campo magnético de nuestro planeta.
Los astrónomos están especialmente pendientes de estas perturbaciones cuando el número de manchas solares es mayor, cuando se encuentra en el máximo de su ciclo de once años. La agencia NOAA de Estados Unidos ha definido una escala para cuantificar la intensidad y los efectos de las tormentas geomagnéticas. Consta de cinco posibles valores (G1 a G5), que indican los riesgos derivados para las personas y los sistemas eléctricos y electrónicos, los satélites y las telecomunicaciones.
Un estudio reciente, publicado en la revista Nature y dirigido por la Universidad de Lund en Suecia, revela el descubrimiento de una gran tormenta solar que tuvo lugar hace 9.200 años. Hasta ahora este evento permanecía desconocido por los expertos.
Antes del advenimiento de las mediciones espaciales para monitorear los flujos de protones en la década de 1960 no era posible medir directamente las cantidades de partículas energéticas que expulsaba el Sol durante las tormentas solares. Los datos que se tienen de la actividad solar que afectó a la Tierra antes de entonces se obtienen a través del análisis de los núcleos de hielo y anillos de árboles.
"Durante las tormentas solares, el Sol expulsa grandes cantidades de partículas energéticas (SEP) que pueden reaccionar con los componentes atmosféricos de la Tierra y producir radionúclidos cosmogénicos como 14 C, 10 Be y 36 Cl", dicen los autores de la investigación. "Aquí presentamos datos de 10 Be y 36 Cl medidos en núcleos de hielo de Groenlandia y la Antártida".
Los datos muestran consistentemente uno de los mayores picos de producción de 10 Be y 36 Cl detectados hasta el momento, muy probablemente producido por un evento SEP extremo que golpeó la Tierra hace 9.125 años, es decir, alrededor del año 7176 a.C., aseguran los científicos.
El evento se caracterizó por un espectro de energía muy duro y posiblemente fue hasta dos órdenes de magnitud más grande que cualquier evento SEP que se haya medido nunca. Por si esto no fuera lo suficientemente sorprendente, el SEP extremo de hace más de 9 mil años no ocurrió durante un máximo solar, sino cerca de un mínimo.
Las consecuencias por aquel entonces se desconocen. Eso sí, si hoy se produjera una tormenta solar similar, podría tener consecuencias devastadoras. “Además de los cortes de energía y los daños por radiación a los satélites, podría representar un peligro para el tráfico aéreo y los astronautas, así como el colapso de varios sistemas de comunicación”, dice en un comunicado Raimund Muscheler, investigador de geología de la Universidad de Lund y uno de los autores principales.
“Estas enormes tormentas actualmente no están suficientemente incluidas en las evaluaciones de riesgo. Es de suma importancia analizar qué pueden significar estos eventos para la tecnología actual y cómo podemos protegernos”, concluye.